hipercolesterolemia

#“El 90% de los #ictus se evitaría con prevención adecuada”

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Inmaculada Roldán, coordinadora del Grupo de Trombosis Cardiovascular de la SEC, incide en la importancia de la adecuada prevención, que pasa por la corrección y tratamiento de los factores de riesgo modificables. En colaboración con Bristol-Myers Squibb.

El ictus es la primera causa de muerte en la mujer y también la que más discapacidades produce en la edad adulta, según datos de la Sociedad Española de Neurología. De hecho, cada 6 minutos se produce un ictus en España y cada 14 minutos afecta a una mujer, tal y como recuerda a DM Inmaculada Roldán, coordinadora del Grupo de Trombosis Cardiovascular de la Sociedad Española de Cardiología. “El 90% de los casos de ictus se podrían evitar con una adecuada prevención, que pasa por la corrección y tratamiento de los factores de riesgo modificables, como son HTA, diabetes, hipercolesterolemia, tabaquismo, obesidad, vida sedentaria, consumo de alcohol, terapias hormonales y enfermedades cardiacas previas”, apunta Roldán.

 

En su opinión, no existen programas nacionales que incidan en la detección, tratamiento y seguimiento de los riesgos. “Esto es aplicable tanto a la prevención primaria, es decir, cuando aún no se ha tenido un ictus, como a la secundaria, cuando sí se ha padecido. No hay olvidar que el hecho de haber sufrido un ictus es un factor de riesgo para padecer un segundo”, destaca.

En este sentido, Roldán insiste en que la fibrilación auricular también tiene una mayor prevalencia entre la población femenina: el 60% de los casos en mayores de 75 años son mujeres. “Por ello, es primordial instaurar un tratamiento anticoagulante correcto en la población femenina que, además, se asocia muy frecuentemente a la hipertensión, primer factor de riesgo relacionado con el ictus”, comenta. Sobre la puesta en marcha del Código Ictus, Roldán lo valora de forma positiva porque han conseguido que la mayoría de los pacientes que sufren un episodio sean atendidos con la mínima demora en centros con unidades de ictus. Así se reducen los tiempos de atención, lo que permite aumentar el número de sujetos tratados con trombólisis intravenosa, pasando del 3% inicial hasta alcanzar un 20% de los pacientes con infarto cerebral atendidos en urgencias. “La trombectomía, en los casos en que es posible, se ha convertido en la terapia de elección y, si es precoz, con resultados espectaculares en la recuperación neuronal; tiempo es cerebro: este debe ser el objetivo”. A su juicio, la aplicación del Código Ictus ha reducido un 50% la mortalidad en estos casos, pero todavía no existe un acceso homogéneo a este tipo de programas ni a la rehabilitación posterior, que a menudo no está disponible para todos los pacientes o se recibe con tal demora que compromete la recuperación funcional.

“El acceso a los anticoagulantes directos es desigual, creándose así una inequidad injustificable”

Otro ejemplo de inequidad territorial, según Roldán, es el tratamiento de la cardiopatía isquémica, y en concreto del infarto agudo de miocardio, primera causa de muerte en la población general y segunda en la mujer. “El Código Infarto y el acceso a la revascularización coronaria de forma primaria -instaurado hace más de una década- han cambiado la evolución de la enfermedad en nuestro país. Se ha disminuido la mortalidad y la morbilidad considerablemente en casi un 40%, y el ingreso hospitalario por infarto de miocardio no complicado se ha reducido a 2-3 días, con el consiguiente ahorro en el gasto sanitario”, explica. En cuanto a la salud de la mujer, esta cardióloga considera que la mortalidad es mayor en parte porque llegan más tarde a los programas de rehabilitación cardiaca. “Todavía existen cifras dispares de mortalidad intrahospitalaria por infarto de miocardio en nuestro país debido a la no implantación del Código Infarto en varias comunidades; un ejemplo es Canarias”.

Colaboración con ap

Con respecto al abordaje de la fibrilación auricular, factor de riesgo para sufrir un ictus, Roldán alega que las mujeres suelen estar peor tratadas que los hombres, y que “el acceso a los anticoagulantes directos es desigual en las distintas comunidades autónomas, con visados diferentes, creándose así una situación de inequidad en nuestro país injustificable. Así, en Madrid el porcentaje de empleo de anticoagulantes directos es del 31% frente a casi un 60% en Cantabria”. Para esta cardióloga las diferencias en el acceso a los anticoagulantes tienen repercusiones clínicas desfavorables en la evolución y pronóstico de los pacientes.

“La trombectomía, cuando es posible, se ha convertido en la terapia de elección”

En materia de prevención, la atención primaria se debe colocar en el centro de la estrategia de detección y tratamiento de los factores de riesgo. “Su trabajo es clave en el cambio de vida y adopción de hábitos saludables, como dieta y ejercicio. Además, la colaboración de primaria y especializada es clave en el seguimiento y control de los pacientes crónicos, la coordinación asistencial en el ámbito hospitalario y la continuidad de cuidados”, alerta Roldan. A su juicio, los centros de salud son el entorno idóneo para instaurar programas de detección oportunista de fibrilación auricular.

#Variar la hora de acostarse cada noche añade riesgo de #enfermedad metabólica

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Cada hora de variabilidad al acostarse puede suponer un riesgo añadido del 27% de trastornos metabólicos, según concluye un estudio epidemiológico en ‘Diabetes Care’.

Un horario irregular para dormir parece influir en el metabolismo como el sueño insuficiente.

Mantener horarios de sueño irregulares puede elevar el riesgo de obesidad, hipercolesterolemia, hipertensión, hiperglucemia y otros trastornos metabólicos. De hecho, por cada hora de variabilidad entre el momento de acostarse y el tiempo de dormir, una persona puede tener hasta un 27% más de probabilidades de experimentar alguna de estas alteraciones metabólicas. Así lo confirma un estudio, impulsado por el Instituto estadounidense del Corazón, Pulmón y Sangre (Nihlb), que se publica hoy en Diabetes Care.

“Muchos trabajos anteriores han demostrado la relación entre el sueño insuficiente y el mayor riesgo de obesidad, diabetes y otros trastornos metabólicos”, afirma uno de los investigadores del estudio, Tianyi Huang, epidemiólogo del Hospital Brigham and Women’s en Boston. “Pero no sabíamos mucho sobre el impacto del sueño irregular: cómo influye una gran variabilidad en la duración y el tiempo dormido día a día. Nuestra investigación muestra que, incluso después de considerar la cantidad de sueño que una persona duerme y junto a otros factores del estilo de vida, cada hora de diferencia de una noche a otra, o entre el tiempo que se duerme multiplica el efecto metabólico adverso“.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores han seguido a 2.003 personas de 45 a 84 años, que participaban en el Estudio Multiétnico de Ateroesclerosis (MESA) del Nihlb. Los participantes se estudiaron durante una mediana de seis años. Para asegurar la medición objetiva de la duración y calidad del sueño, utilizaron relojes de pulsera que registraban horarios de sueño. También mantuvieron un diario de sueño y respondieron a cuestionarios estándar sobre los hábitos relacionados con el estilo de vida y la salud.

Las personas con variaciones más dispares a la hora de acostarse y en el tiempo dormido presentaron una mayor prevalencia de problemas metabólicos, y estas asociaciones persistieron tras ajustar la duración promedio del sueño.

Los resultados prospectivos mostraron que las variaciones en la duración del sueño y la hora de acostarse precedieron al desarrollo de la disfunción metabólica. Según los autores, esto aporta pruebas que apoyan un vínculo causal entre el sueño irregular y la disfunción metabólica.

“Nuestros resultados sugieren que mantener un horario regular de sueño tiene efectos metabólicos beneficiosos”, aseguró Susan Redline, autora principal del estudio, y especialista de la División de Trastornos del Sueño y Circadianos en el Hospital Brigham and Women’s.

#Un nuevo paradigma para tratar la #hipercolesterolemia

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El hipolipemiante alirocumab demuestra una reducción de eventos cardiovasculares y de la mortalidad por cualquier causa.

Mecanismo de acción de alirocumab.

Los resultados del estudio Odyssey Outcomes, publicado este mes de noviembre en The New England Journal of Medicine, certifican que la contundente reducción del colesterol LDL que ejerce el hipolipemiante alirocumab, de Sanofi, se traduce en prevención de la morbilidad cardiovascular y la mortalidad en pacientes de alto riesgo. El estudio corrobora la teoría lipídica sobre el beneficio de un descenso sustancial de los niveles de c-LDL, en particular en pacientes coronarios en los que se mantienen elevados a pesar de una terapia óptima con estatinas.

En este gran ensayo clínico, en el que han participado cerca de 19.000 pacientes que habían sufrido un síndrome coronario agudo (SCA) en el último año, el grupo tratado con alirocumab registró una reducción significativa (p<0,001) del 15 por ciento del riesgo de sufrir eventos cardiovasculares adversos mayores (MACE, por sus siglas en inglés), incluyendo infarto de miocardio, accidente cerebrovascular isquémico, muerte por enfermedad cardiaca coronaria y angina inestable que requirió hospitalización. Asimismo, la administración de alirocumab se asoció a un descenso también del 15 por ciento de la mortalidad por cualquier causa, un beneficio sólo demostrado antes con estatinas.

Esta menor mortalidad total es realmente destacable, porque no se constataba desde el Heart Protection Study, en 2002, con una estatina. La diferencia es que, en los ensayos de esa época, la mortalidad en el brazo placebo era en torno al 12 por ciento, mientras que ahora, con los pacientes mucho mejor tratados, es del 4 por ciento. Esto nos indica que reducir la mortalidad es hoy mucho más difícil, y este fármaco lo ha conseguido”, subraya José Tuñón, jefe de Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, de Madrid, y coordinador del estudio en España.

En el ensayo ‘Odyssey Outcomes’, el hipolipemiante fue más eficaz en pacientes

con colesterol LDL superior a 100 mg/dL

Los buenos resultados de este estudio en la prevención de la morbimortalidad suponen la culminación del programa clínico Odyssey, que ha constado de 16 ensayos clínicos con más de 23.500 pacientes. En el caso del Odyssey Outcomes han participado 18.924 pacientes provenientes de 1.297 centros de 57 países. Con 800, España ha sido el cuarto país con más casos reclutados.

Con anterioridad, para la autorización de alirocumab en la Unión Europea (2015) se evaluaron los datos de eficacia de diez ensayos clínicos de fase III, cinco controlados con placebo y cinco con ezetimiba, con más de 5.200 pacientes con hipercolesterolemia (familiar heterocigótica y no familiar) o dislipemia mixta. En estos ensayos a 24 semanas, la reducción de c-LDL con alirocumab fue un 39-62 por ciento mayor que con placebo y un 30 por ciento mayor que con ezetimiba.

Alirocumab, una nueva familia farmacológica

Alirocumab es un anticuerpo monoclonal de la nueva familia de hipolipemiantes inhibidores de PCSK9 (proproteína convertasa subtilisina/kexina tipo 9), que inhibe la unión de la PCSK9 con el receptor de las LDL (r-LDL), de modo que aumenta el número de r-LDL disponibles en la superficie de las células hepáticas y disminuye así la concentración plasmática de c-LDL.

En la Unión Europea alirocumab está indicado en adultos con hipercolesterolemia primaria o dislipemia mixta, en combinación con una estatina, e incluso con otros tratamientos hipolipemiantes, cuando no se alcanza el valor deseado de c-LDL con la dosis máxima tolerada de estatinas; o bien en monoterapia, cuando las estatinas no son toleradas o están contraindicadas.

Alirocumab se asoció a un descenso del 15 por ciento de la mortalidad por cualquier causa, un beneficio sólo mostrado antes con las estatinas

El Odyssey Outcomes es un ensayo aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo en el que participaron pacientes de alto riesgo (infarto de miocardio o angina inestable en el último año; mediana de 2,6 meses) con un nivel de c-LDL superior a 70 mg/dL, de colesterol no HDL de al menos 100 mg/dL o de apolipoproteína B por encima de 80 mg/dL. Todos ellos recibían tratamiento con estatinas de alta intensidad o a las dosis máximas toleradas y fueron aleatorizados a recibir una dosis inicial de 75 mg de alirocumab (9.462 pacientes) o placebo (9.462 pacientes) cada dos semanas. El periodo de tratamiento fue de 2-5 años, con un seguimiento promedio de 2,8 años.

La dosis de alirocumab se ajustó durante el estudio, de forma ciega, para intentar lograr valores de c-LDL de entre 25 y 50 mg/dL mediante inyecciones de 75 mg o 150 mg. Partiendo de un nivel basal de c-LDL de 92 mg/dL, en el análisis por intención de tratar los niveles medios a los 4, 12 y 48 meses desde la aleatorización fueron de 40, 48 y 66 mg/dL, respectivamente, en el grupo alirocumab, y de 93, 96 y 103 mg/dL en el placebo. En el análisis por protocolo, los niveles medios de c-LDL en los mismos puntos de corte fueron de 38, 42 y 53 mg/dL en el grupo con tratamiento activo, un 62, 61 y 54 por ciento más bajos que en el grupo placebo.

En cuanto a la variable principal de valoración, 903 pacientes (9,5 por ciento) del grupo alirocumab y 1.052 pacientes (11,1 por ciento) del grupo placebo sufrieron un MACE, lo que supone una reducción del riesgo del 15 por ciento en el primer grupo (HR 0,85; p<0,001). Además, el uso del fármaco se asoció a un 15 por ciento menos de mortalidad por cualquier causa: 334 pacientes (3,5 por ciento) fallecieron en el grupo alirocumab y 392 (4,1 por ciento) en el placebo (HR: 0,85). Y en un análisis posterior (aunque previamente definido) del estudio, el tratamiento durante más de tres años con alirocumab se asoció con una reducción del 22 por ciento de la mortalidad total, según datos presentados en el reciente congreso de la Asociación Americana del Corazón (AHA), en Chicago.

En el análisis general por subgrupos, los datos mostraron un mayor riesgo de MACE y de mortalidad en pacientes con valores de c-LDL de 100 mg/dL o superiores, precisamente los que más se beneficiaron con alirocumab: en comparación con el grupo placebo, el riesgo de MACE fue un 24 por ciento inferior (HR: 0,76) y la mortalidad por cualquier causa, un 29 por ciento más baja (HR: 0,71).

Para José Tuñón, “son cifras muy relevantes, porque muestran que es en los subgrupos de mayor riesgo donde los inhibidores PCSK9 son más efectivos. Lo mismo puede decirse de los pacientes con SCA repetidos, los diabéticos o aquellos que presentan mayor carga ateroesclerótica, en las coronarias o en otras localizaciones. Para estos casos, los más preocupantes, ya disponemos de datos suficientes para pedirle a la Administración una ampliación de la indicación de estos fármacos”.

Acerca de una posible reducción de las cifras objetivo de c-LDL, Tuñón señala que “en prevención secundaria, fármacos como alirocumab pueden ayudarnos a reducir el c-LDL por debajo de 70 mg/dL, el objetivo con el que venimos trabajando desde 2004. Y en pacientes con características adicionales de alto riesgo, como las señaladas, lo aconsejable sería situar su nivel entre 25 y 50 mg/dL”.

#Tratamientos actuales y en desarrollo de la hipercolesterolemia .#Estatinas: primer escalón

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El tratamiento farmacológico debe ser escalonado, siendo el primer paso o escalón la administración de estatinas. Cuando el paciente no las tolera bien o si no consigue mantener un control del c-LDL adecuado, se pasa a otro nivel. La combinación de nuevas terapias orales con las estatinas y otras opciones ha supuesto un gran paso adelante en este abordaje. Con la colaboración de Mylan.

Abordaje terapéutico
Sociedad Española de Cardiología (SEC)

“Las guías de dislipemia de la SEC definen de manera bastante clara cuál debería ser el manejo del paciente con hipercolesterolemia. En primer lugar, se debe calcular su riesgo cardiovascular ya que, dependiendo de éste, se marcarán los objetivos de colesterol LDL. Una vez establecidos los objetivos de control, se iniciará el tratamiento más adecuado. Por supuesto, siempre recomendando cambios en el estilo de vida (dieta mediterránea y práctica de ejercicio físico) e iniciando el tratamiento farmacológico, principalmente estatinas, cuando con esto no sea suficiente en los pacientes de riesgo cardiovascular bajo/moderado, o directamente de inicio en aquellos pacientes con un riesgo cardiovascular alto/muy alto. En caso de que no se logre el objetivo de control con monoterapia, se planteará la combinación de diferentes tratamientos hipolipemiantes”, explica Carlos Escobar.

David Fierro comenta que las estatinas siguen siendo el grupo farmacológico de referencia para la reducción efectiva, segura y mantenida en el tiempo del colesterol LDL. “Además, seguimos contando en nuestro arsenal terapéutico con otros fármacos, como las resinas de intercambio y los anti-reabsortivos (ezetimiba), cuya utilización en combinación con las estatinas está dando buenos resultados en cuanto a la reducción de cifras de LDL, sobre todo en el caso de ezetimiba”.

La base del tratamiento es determinar los objetivos de c- LDL, que son distintos en cada caso

Siguientes pasos

En esta línea, Vivencio Barrios, médico adjunto del Servicio de Cardiología del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, explica que “si el paciente con la estatina más potente a la máxima dosis no controla adecuadamente estos niveles, habría que añadir un inhibidor de la absorción del colesterol, básicamente ezetimiba (sería la mejor alternativa), aunque también se puede optar por las resinas. En un tercer escalón están los anticuerpos monoclonales; los inhibidores de la PCSK9, indicados para pacientes de alto riesgo que no se controlan con estatinas más ezetimiba”.

La introducción de nuevas terapias orales ha facilitado mucho esta cascada farmacológica, sobre todo en lo que se refiere a la combinación de fármacos.

“Aunque tradicionalmente las estatinas han sido la terapia de elección, en la actualidad existen diferentes tratamientos hipolipemiantes que han mostrado su eficacia en la disminución del colesterol LDL, y esto se ha traducido en una reducción de ECV. También se ha demostrado que la combinación de diferentes tratamientos hipolipemiantes es capaz de reducir el RCV en mayor medida, al producir descensos más intensos del colesterol LDL. La principal novedad en los últimos años ha sido la aparición de los inhibidores PCSK9, anticuerpos monoclonales que reducen de manera muy marcada el LDL, y que, según han demostrado estudios recientes, son capaces de reducir el riesgo de presentar complicaciones cardiovasculares en pacientes de alto riesgo cuando el tratamiento estándar no es capaz de lograr los objetivos de control de colesterol LDL”, afirma Escobar.

Las estatinas tienen más evidencias de asociar mejor pronóstico y reducción del colesterol

De la misma opinión es Jesús Millán,  jefe del Servicio de Medicina Interna y director de la Unidad de Riesgo Cardiovascular del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, para quien ha sido una gran ayuda la posibilidad de emplear fármacos potentes y/o la combinación de fármacos hipocolesterolemiantes que, actuando de forma sinérgica, pueden provocar un descenso adicional de los niveles de colesterol y de LDL. “Además, una combinación a dosis fija de dos fármacos hipocolesterolemiantes puede tener un efecto beneficioso sobre la adherencia del enfermo al tratamiento y el cumplimiento del mismo. La ezetimiba es el único fármaco de una clase cuya acción es reducir la absorción intestinal del colesterol, con un efecto sobre los niveles de LDL que oscilan entre un 15 y un 25 por ciento de reducción. Cuando se asocia a un fármaco como la estatina permite, por tanto, aumentar la potencia hipocolesterolemiante o reducir la dosis de estatina necesaria para alcanzar el máximo efecto. Combinado con la rosuvastatina que, a día de hoy, es la estatina con un efecto hipocolesterolemiante más potente, se pueden alcanzar reducciones de LDL superiores al 60 por ciento, dependiendo de la dosis de rosuvastatina que es asocie. Es, por tanto, una combinación que puede cubrir una franja de esfuerzo terapéutico de gran intensidad, y ofrece la consecución de objetivos terapéuticos con mayor facilidad. A ello se une la seguridad de la combinación”.

En un comprimido

Fierro destaca la reciente aparición de fármacos que combinan en el mismo comprimido dos de estos grupos farmacológicos, estatina y ezetimiba. “Esto ha supuesto un gran avance en la cumplimentación terapéutica del tratamiento prescrito, que es uno de los pilares fundamentales de la reducción de LDL. Podemos citar también como terapia oral el grupo de fármacos denominados nutracéuticos. Se considera dentro de este grupo a aquellos alimentos que tienen ciertas propiedades, en nuestro caso, para reducir las cifras de LDL. De momento, existe mucha controversia sobre su posicionamiento y efectividad y, desde luego, no superan en eficacia a los fármacos que se incluyen actualmente en el tratamiento”.

Entre las líneas de investigación que están actualmente en marcha desde el punto de vista de los fármacos, Millán destaca la implantación de indicaciones de los nuevos inhibidores de PCSK9, “de los que cada vez conocemos más y mejor su utilidad, o la introducción en el mercado de nuevos fármacos como la lomitapida, mipomersen, o los futuros RNA de interferencia. Desde el punto de vista clínico, el gran reto es emplear una terapia hipocolesterolemiante ajustada al nivel de riesgo (especialmente agresiva en individuos con riesgo extremo) y, por tanto, cuanto más intensa y precoz, mejor, para la reducción del RCV”.

A vueltas con el nocebo y otros efectos adversos e interacciones

Vivencio Barrios explica que, en el caso de las estatinas, los efectos adversos derivan, sobre todo, de la función hepática. “También habría que valorar el perfil metabólico desde el punto de vista glucémico, ya que algunas podrían aumentar discretamente la glucemia. Pero el efecto adverso que más reportan los pacientes son los musculares: desde simples molestias hasta una afectación muscular mayor e incluso alteraciones del perfil bioquímico de los músculos. Hay que identificarlos muy bien y comprobar si deben achacarse a las estatinas (en ese caso, valorar si cambiarlas, reducir la dosis o evitarlas) o responden a lo que se conoce como efecto nocebo de las estatinas”.

Entre las interacciones, Barrios destaca las que se producen con el citocromo G p 450 hepático. “No todas las estatinas son iguales: algunas interfieren con este citocromo y hay que tenerlas presentes, pero otras no van por este citocromo y son más seguras”.

#Hipercolesterolemia: Cambios de #estilo de vida y retos

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A pesar de las buenas opciones para abordar y controlar la hipercolesterolemia, hay un factor que resulta determinante no solo para prevenir la ECV sino también para potenciar y optimizar la acción de estas terapias: introducir cambios en los hábitos diarios (dieta, ejercicio…) y seguir un estilo de vida lo más cardiosaludable posible. Con la colaboración de Mylan.

Plan de acción anti c-LDL
Sociedad Española de Cardiología (SEC) y Fundación Española del Corazón (FEC)

Como explica Jesús Millán, jefe del Servicio de Medicina Interna y director de la Unidad de Riesgo Cardiovascular del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, de todos los parámetros lipídicos, el que resulta más difícil de controlar es la concentración de HDL. “Todos ellos (LDL, triglicéridos y HDL) son especialmente sensibles al estilo de vida. La dieta saludable y el ejercicio físico regular, junto a la cesación del tabaquismo (en su caso) son los pilares del abordaje. Pero para incrementar el HDL en aquellos casos en los que los niveles de esta fracción son bajos (lo que supone un factor de riesgo muy considerable), las alternativas terapéuticas son escasas, y el beneficio se obtiene básicamente con la intervención sobre el estilo de vida: dieta, ejercicio, control (o reducción) de peso y dejar el hábito tabáquico. En cambio, para reducir el LDL disponemos de grandes grupos de fármacos (estatinas en primera instancia), lo mismo que para reducir triglicéridos disponemos de fibratos especialmente útiles”.

En este sentido, David Fierro explica que en la raíz de casi todos los problemas cardiometabólicos y relacionados con la esfera del riesgo cardiovascular parece subyacer una causa fisiopatológica común: la resistencia a la insulina por parte de los tejidos periféricos, “y está ampliamente demostrado que la dieta correcta (adaptando la ingesta al gasto), la adecuación del peso corporal, la disminución de los depósitos de grasa corporal, la realización de ejercicio físico aeróbico de manera regular y la abstinencia tabáquica mejoran esa resistencia a la insulina y son el pilar fundamental para el tratamiento de la dislipemia. La modificación del estilo de vida debe ser el paso previo a la introducción de las medidas farmacológicas en el paciente dislipémico, salvo en los casos en los que, por la cuantificación del riesgo cardiovascular, se deban introducir a la vez. Desde luego, nunca se deben abandonar estas medidas por el hecho de comenzar un tratamiento farmacológico”.

Hábitos de vida

Para Vivencio Barrios, médico adjunto del Servicio de Cardiología del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid,  aunque es muy importante seguir y mantener unos hábitos de vida positivos y cardiosaludables, esto es algo que no tiene que ver solo con la dieta, sino que debe enfocarse como una estrategia general de cambios de estilo de vida.

“Es decir- señala-, no se trata solamente de comer menos grasa, hacer más ejercicio físico, mantener un peso saludable, llevar una dieta adecuada o no fumar (el tabaquismo es uno de los peores factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular). Hay que procurar que tanto la población sana como la que ya está enferma (para que no empeore) tenga unos hábitos de vida cardiosaludables, y esto al final es un concepto global, y no solo desde el punto de vista del colesterol, sino desde la perspectiva general de reducción del riesgo de tener complicaciones cardiovasculares, que es el principal objetivo que se busca con el control de los niveles de colesterol”.

¿Cuáles son los principales retos de futuro que el abordaje de la hipercolesterolemia plantea a los especialistas? Vicente Arrarte, presidente electo de la Sección de Riesgo Cardiovascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), comenta al respecto que es cierto que durante los últimos años se ha avanzado mucho al conseguir fármacos capaces de reducir el LDL casi en la totalidad de los pacientes a cifras objetivo por su gran potencia reductora, “pero, sin embargo, con terapias actualmente en desarrollo, con dosis necesarias solo cada 3 ó 6 meses para mantener el efecto, o estrategias terapéuticas que no causen un gasto tan alto como las actuales se podría conseguir un control mucho más preciso de la hipercolesterolemia y, en consecuencia, la reducción de eventos cardiovasculares relacionados con ella”.

Por su parte, Carlos Escobar, médico adjunto del Servicio de Cardiología del Hospital La Paz, de Madrid, apunta que “a pesar de que es bien conocido que el colesterol elevado aumenta el riesgo cardiovascular, y aunque en la actualidad existen tratamientos potentes que serían capaces de controlar el colesterol en la mayoría de los pacientes, lo cierto es que ocurre lo contrario: un gran porcentaje de pacientes con hipercolesterolemia tienen el colesterol por encima de los objetivos recomendados, y esto es especialmente marcado en los pacientes de mayor riesgo. Por lo tanto, el principal reto de futuro consiste, primero, en identificar precozmente a los pacientes que tienen hipercolesterolemia; segundo, en estratificar adecuadamente el riesgo cardiovascular de los pacientes y, tercero, en emplear el o los tratamientos necesarios para lograr los objetivos de control de colesterol LDL”.

Lo último

Investigadores del IIB Sant Pau y del Ciberdem han identificado los mecanismos por los que las lipoproteínas que transportan el colesterol HDL pierden su capacidad cardioprotectora en pacientes con hipercolesterolemia familiar.

El trabajo, publicado Journal of the American College of Cardiology, revela que los pacientes con HF presentan alteraciones en las actividades de las principales enzimas implicadas en la maduración de las HDL, lo que causa alteraciones en su composición y una reducción en su función cardioprotectora: su capacidad para prevenir la acumulación de colesterol en los macrófagos de la pared arterial. Según los autores, estos hallazgos también se encontraron en adolescentes con HF, lo que refuerza la necesidad de un diagnóstico precoz que permita iniciar tratamientos tempranos que disminuyan el riesgo futuro de infarto de miocardio.

#Entre #genética y #estilo de vida

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La herencia puede predisponer a desarrollar hipercolesterolemia, pero los expertos coinciden en que lo más determinante es el estilo de vida en general y, más concretamente, el tipo de dieta que se sigue, un factor que, por suerte, se puede modificar. Con la colaboración de Mylan.

Respecto a los aspectos implicados en la aparición de esta enfermedad, Vicente Arrarte explica que la hipercolesterolemia viene asociada a distintos factores: “unos genéticos, como el trastorno hereditario, y otros relacionados con los hábitos de vida. Una alimentación inadecuada, el sedentarismo y la obesidad se asocian con la aparición y un peor control de este factor de riesgo”.

Para Escobar, aunque en la etiopatogenia de la hipercolesterolemia contribuyen factores genéticos, y en otras ocasiones se asocia a ciertas patologías, lo cierto es que son los factores ambientales, y en particular la dieta, los que tienen un impacto más relevante en el desarrollo de la dislipemia: “De hecho, los cambios en el estilo de vida (dieta, sedentarismo, obesidad) están haciendo que las cifras de colesterol estén aumentando en nuestro entorno, no sólo en la población adulta sino, lo que es más preocupante, también en los niños y adolescentes”.

Factor determinante

Jesús Millán, por su parte, señala que el factor genético es determinante para mantener un grupo de muy alto riesgo en la población general: “Las hipercolesterolemias por alteración de un gen pueden tener su origen en una mutación genética en el receptor de LDL (las tres cuartas partes de los casos), en la apoB o en PCSK9. Aproximadamente uno de cada 500 individuos tienen una hipercolesterolemia familiar heterocigótica, y uno de cada millón de individuos presenta una forma homocigótica”.

 

Barrios hace hincapié en la importancia que tiene la actividad física: “Sin duda el sedentarismo interviene tanto en el desarrollo de hipercolesterolemia en sujetos que tienen un colesterol normal y debido a la falta de actividad física pueden aumentar sus cifras, llegando a una situación de hipercolesterolemia, como también a los pacientes que ya tienen la enfermedad, en el sentido de que el sedentarismo puede dificultarles un buen control de la misma, ya que habitualmente se asocia con obesidad, síndrome metabólico y diabetes. Por tanto, el sedentarismo per se lo que hace es favorecer el sobrepeso, lo que consecuentemente altera el perfil lipídico. Algo similar ocurre con el estrés y las emociones, aunque aquí la relación no es tan directa. El factor emocional afecta más al componente funcional que al propio perfil lipídico, pero si es cierto que las emociones pueden derivar en una situación de ansiedad que al final favorece una ingesta excesiva de alimentos y también una reducción de la práctica de ejercicio físico, dando lugar a sobrepeso y obesidad, pero la incidencia se produce más por el aumento de peso que a través de la propia situación emocional”.

Lo más común es que este paciente presente otras comorbilidades asociadas

Además de los factores desencadenantes, hay que tener en cuenta las comorbilidades que tiene la hipercolesterolemia. En este sentido, Vicente Arrarte recuerda que los factores de riesgo cardiovascular tienden a asociarse, “y, por ello, la obesidad suele relacionarse con trastornos metabólicos que llevan a la diabetes y a la dislipemia. Otros factores de riesgo, como la hipertensión y el tabaquismo, tienden a potenciar la aterogénesis cuando se suman a la dislipemia”.

Carlos Escobar comenta que estudios realizados en España muestran que aproximadamente dos tercios de los pacientes con hipercolesterolemia presentan al menos otro factor de riesgo cardiovascular, y que uno de cada tres padece enfermedad cardiovascular establecida: “Afortunadamente, en los últimos años existe una concienciación evidente por parte de los médicos acerca de la importancia que tiene valorar globalmente el riesgo cardiovascular del paciente, de tal forma que ante un paciente que tenga un factor de riesgo se debe investigar la presencia de otros. De poco sirve controlar un factor de riesgo de manera aislada si no se hace nada por abordar y manejar el resto”.

 

Lo último

Según un estudio de la Universidad Católica de Corea, grandes fluctuaciones en las cifras de colesterol y de otros factores podrían aumentar el riesgo de ECV o ataque cardiaco. En el estudio, publicado en Circulation, se analizaron los datos de 7 millones de adultos cubiertos por la aseguradora del gobierno coreano. Se observó que las personas con más variabilidad en las cuatro medidas valoradas (IMC, presión arterial, colesterol y azúcar en sangre) tenían 127 más probabilidades de morir; 43 por ciento más de sufrir un ataque al corazón y un riesgo un 41 por ciento mayor de ECV. Para los autores, estos datos muestran la importancia de concienciar sobre la necesidad de mantener estos parámetros estables en el tiempo, y de no relajarse ante analíticas favorables.

#Cáncer de endometrio: los #factores de riesgo cardiovascular son prevalentes en el momento del diagnóstico

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Punto clave

  • Las mujeres con cáncer de endometrio presentan una prevalencia más elevada de obesidad, hiperglucemia e hipercolesterolemia que las mujeres sin la enfermedad.

Por qué es importante

  • La enfermedad cardiovascular presenta un riesgo de mortalidad importante en las mujeres con cáncer de endometrio.
  • La detección temprana y la atenuación de los factores de riesgo cardiovascular pueden mejorar los desenlaces en estas mujeres.

Diseño del estudio

  • En un estudio de casos y controles se evaluó a 150 mujeres consecutivas con cáncer de endometrio de diagnóstico reciente y a 746 mujeres de control emparejadas por edad y etnia.
  • Financiación: Instituto Nacional para la Investigación Sanitaria de Reino Unido.

Resultados clave

  • En comparación con las mujeres de control, las mujeres con cáncer de endometrio presentaban en mayores proporciones obesidad (60,7 % frente al 32,4 %; P < 0,0001), hiperglucemia (57,2 % frente al 11,5%, P = 0,0001) y elevación del índice entre el colesterol total y el de las lipoproteínas de alta densidad (26,7 % frente al 13,7 %; P = 0,0002).
  • Significativamente más mujeres con cáncer de endometrio presentaban factores de riesgo cardiovascular que se habían detectado mediante cribado o que se habían infratratado (88,7 % frente al 54,3 %, P < 0,0001).
  • El 12,6 % de las mujeres con cáncer de endometrio presentaba, frente al 8,8 % de las mujeres de control, una mediana superior de puntuación del riesgo de enfermedad cardiovascular a los 10 años (P = 0,0001).
  • La optimización de los factores de riesgo cardiovascular resultará en una reducción porcentual absoluta del 1,8 % en el riesgo cardiovascular en las mujeres con cáncer de endometrio frente al 0,7 % en las mujeres de control.

Limitaciones

  • Posibles errores de clasificación.

Kitson SJ, Lindsay J, Sivalingam VN, Lunt M, Ryan NAJ, Edmondson RJ, Rutter MK, Crosbie EJ. The unrecognized burden of cardiovascular risk factors in women newly diagnosed with endometrial cancer: A prospective case control study. Gynecol Oncol. 2017 Nov 24 [Epub ahead of print]. doi: 10.1016/j.ygyno.2017.11.019. PMID: 29174567

La actividad física debe recetarse como cualquier otro medicamento para mejorar la calidad de vida

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'Actividad física' no es lo mismo que 'deporte'.

‘Actividad física’ no es lo mismo que ‘deporte’.

La actividad física permite el desarrollo armónico de los órganos y sistemas implicados, haciendo que mejore la calidad de vida y se deje atrás el sedentarismo, y tan esencial es que “debe recetarse como cualquier otro medicamento”, según el director de la Unidad de Medicina Deportiva y Ciencias de la Actividad Física de Vithas Internacional, Juan Antonio Corbalán.

Hay que tener en cuenta que la ‘actividad física’ no es lo mismo que ‘deporte’, ya que este alude a una modalidad más o menos extrema de la primera, sometida a un reglamento; ni que ‘entrenamiento’, pues este es el método utilizado para alcanzar mejores cotas de rendimiento y excelencia en la práctica deportiva.

Así, “lo ideal sería tener unos hábitos de vida lo suficientemente activos, pero el estilo de vida actual, muy sedentario, no favorece la práctica de actividad física, de modo que esta se ha enlatado en diversos formatos para la práctica individual o colectiva, que van desde actividades livianas, como la marcha, la natación, la bicicleta, a otras más intensas y arriesgadas”, ha explicado Corbalán.

“El sedentarismo es en sí mismo un enemigo de la salud y está relacionado con muchas patologías actuales, como la cardiopatía isquémica, la diabetes, la hipertensión, el sobrepeso y la hipercolesterolemia, entre otras”, ha añadido el experto.

Por todo ello, los especialistas recomiendan la actividad física, pues esta ayuda a mantenerse ágil, mejora el bienestar mental, reduce los síntomas de la ansiedad y estrés y mejora el sueño, así como contribuir a mantener un peso adecuado, según señalan desde el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad en su ‘Estrategia de promoción de la salud y prevención en el Sistema Nacional de Salud (SNS)’.

“Desde un punto de vista estrictamente médico, la actividad física, junto con la nutrición y la hidratación óptimas, son los mejores aliados para mantener la salud con la mejor relación coste-beneficio” y es importante tener claro que “todo el mundo puede y debe hacer ejercicio, incluidos los pacientes con capacidades disminuidas por accidentes o enfermedades”, según Corbalán.

En esta línea, es “fundamental” que esta actividad esté adaptada a las capacidades de cada uno, ya que “el deporte mal prescrito y, por supuesto, el practicado sin el suficiente conocimiento técnico, no solamente pierde su bondad, sino que puede convertirse en un factor de riesgo añadido”, ha subrayado el especialista.

Cigarro, Sedentarismo e Colesterol alto: Trazem muitos riscos para o coração

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Já ouviu falar da hipercolesterolemia? Veja quais alimentos aumentam o colesterol.

Colesterol baixo não é bom, mas alto também não é. O perigo do colesterol alto é ter um infarto e o coração parar. Já ouviu falar da hipercolesterolemia? É uma doença que facilita o acesso do colesterol ruim para o sangue.

Em nosso sangue existem dois tipos de colesterol: o LDL, conhecido como ruim, e o HDL, conhecido como o bom. Nosso corpo produz 70% do colesterol e 30% vem da alimentação. Se o colesterol bom estiver baixo é uma má notícia. Se o colesterol ruim estiver alto, também!

A alimentação está ligada ao colesterol. Por isso, devemos sempre procurar comer alimentos livres de gordura trans, saudáveis.

O Ministério da Saúde fornece uma lista com os alimentos com maior nível de colesterol e aqueles que ajudam a reduzir as taxas:

Alimentos ricos em colesterol
– Bacon
– Chantilly
– Ovas de peixes
– Biscoitos amanteigados
– Doces cremosos
– Pele de aves
– Camarão
– Queijos amarelos
– Carnes vermelhas com gordura
– Gema de ovo
– Sorvetes cremosos
– Creme de leite
– Lagosta

Alimentos que ajudam a reduzir o colesterol
– Salsão
– Couve-de-bruxelas
– Bagaço da laranja
– Ameixa preta
– Couve-flor
– Mamão
– Amora
– Damasco
– Mandioca
– Azeite de oliva
– Ervilha
– Pão integral
– Aveia
– Farelo de aveia
– Pera
– Cenoura
– Farelo de trigo
– Pêssego
– Cereais integrais
– Feijão
– Quiabo
– Cevada
– Figo
– Verduras

colesterol

Hipercolesterolemia
A doença atinge um em cada 300 brasileiros. Os riscos são enormes: metade dos que não se tratam vão enfartar até os 40 anos e 70% vão enfartar até os 60. Quem tem a doença e nunca se tratou, com certeza terá um infarto até os 70 anos.

A hipercolesterolemia está no gene chamado LDL-R. É ele que recebe e filtra o colesterol LDL. Uma mutação nesse gene deixa o LDL-R com defeito e aí o colesterol ruim acaba indo para a corrente sanguínea, ficando acima do normal.

Nos adultos, o sinal de alerta aparece quando o colesterol total está acima dos 300 ou o LDL maior que 210. Nas crianças, quem tem a doença, geralmente, o LDL está acima de 160 e o colesterol total maior que 220.

Estatina
As estatinas agem no fígado, aumentando o número de receptores de LDL e a capacidade de captar o LDL circulante no sangue.  Elas são indicadas para pessoas com hipercolesterolemia familiar; com colesterol alto ou problemas cardíacos; diabéticos tipo 2, com 40 anos ou mais e com LDL acima de 70 mg/dl; e mulheres com mais de 50 anos e homens com mais de 45 anos que têm fatores de risco (cigarro, pressão alta, obesidade, HDL baixo, problemas no coração).

O remédio não é indicado para quem tem LDL um pouco aumentado sem riscos associados: é magro, faz atividade física, tem alimentação saudável, não tem familiar de primeiro grau com doença coronária precoce, não é hipertenso, não fuma e tem o HDL normal.