PEDIATRIA

Ingestão de vitamina B12 pré-natal materna e desenvolvimento na infância

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As deficiências de muitos nutrientes na gravidez têm efeitos adversos no desenvolvimento do cérebro do feto, com consequente comprometimento da função cognitiva na infância. Alguns estudos já demostraram de forma muito clara efeitos adversos identificáveis no nascimento para crianças nascidas de mulheres com deficiências vitamínicas, como por exemplo, parto prematuro e defeitos do tubo neural.

Estamos em um momento em que o vegetarianismo e o veganismo estão se tornando mais populares, e as mulheres que possuem esse hábito podem ter sua dieta inadequada em nutrientes como a vitamina B12. No entanto, não está claro se a deficiência dessa vitamina no período pré-natal é prejudicial ao feto.

O desenvolvimento do cérebro é mais rápido nos primeiros anos de vida, o que pode torná-lo mais vulnerável a deficiências nutricionais.  Alguns estudos sobre neurodesenvolvimento observaram que bebês com atrofia cerebral e desmielinização de células nervosas, ao receberem vitamina B12 responderam de forma surpreendente, apresentando uma rápida melhora nos sintomas neurológicos.

As deficiências de muitos nutrientes na gravidez têm efeitos adversos no desenvolvimento do feto, com comprometimento na infância.

Novas evidências

No dia 30 de dezembro de 2020, a revista Nutrition Research publicou um estudo realizado no Reino Unido correlacionando a ingesta de vitamina B12 na gestação com o desenvolvimento cognitivo infantil.

O estudo selecionou aproximadamente 10 mil gestantes e seus filhos. As mães, na trigésima segunda semana de gestação, respondiam um questionário que detalhava sua alimentação e calculava dessa forma a quantidade de vitamina B12 ingerida. Aos 8 anos de idade, os filhos destas pacientes passavam por uma avaliação cognitiva, que incluíam testes de fala e linguagem, soletração, leitura, matemática e ciências e QI.

Resultados

O trabalho evidenciou que os filhos de pacientes com o menor consumo de B12 estavam em maior risco de vocabulário pobre aos 24 meses, capacidade reduzida de combinar palavras aos 38 meses, baixa inteligibilidade de fala aos 6 anos, baixa compreensão de matemática no quarto e sexto anos (idades de 8-9 e 10-11 anos) e resultados insatisfatórios nos testes nacionais de matemática (13 anos). Não houve tais associações ajustadas significativas para habilidades de leitura ou ortografia, ou para QI verbal ou de escala total (quociente de inteligência) em 8 ou em 15.

Pontos fracos do estudo

O estudo não avaliou pacientes com ingesta muito limitada de Vitamina B12, que pode ocorrer por exemplo em países subdesenvolvidos, bem como não foi avaliada a ingesta da vitamina no início da gestação. Além disso, pacientes com baixa ingesta de vitamina B12 também podem ter outras carências nutricionais, o que gera um fator de confundimento.

Conclusão

Dessa forma, observamos que existem efeitos adversos no desenvolvimento da criança se a gestante tiver uma baixa ingestão de vitamina B12, principalmente para certas habilidades matemáticas e de fala.

Autor(a):

Juliana Olivieri

Graduada em Medicina pela Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ) ⦁ Ginecologista e Obstetra ⦁ Pós-graduada em Endocrinologia Feminina e Climatério pelo Instituto Nacional de Saúde da Mulher da Criança e do Adolescente Fernandes Figueira(IFF/Fiocruz)

Referências bibliográficas:

  • Jean Golding, Steven Gregory, Rosie Clark, Yasmin Iles-Caven, Genette Ellis, Caroline M. Taylor, Joseph Hibbeln, Maternal prenatal vitamin B12 intake is associated with speech development and mathematical abilities in childhood. Nutrition Research. 2021;86:68-78. doi: 10.1016/j.nutres.2020.12.005.

La prescripción diferida de #antibióticos en niños con infecciones respiratorias es segura y efectiva

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Esta es la conclusión de un ensayo clínico publicado ayer en ‘Pediatrics’ confirma que esta estrategia satisface a los padres y reduce el uso inadecuado de antibióticos.

Aunque ya se sabía que la prescripción diferida de antibióticos para infecciones respiratorias funciona en adultos y había también algunos pocos datos en población pediátrica.
Aunque ya se sabía que la prescripción diferida de antibióticos para infecciones respiratorias funciona en adultos y había también algunos pocos datos en población pediátrica

Un ensayo clínico realizado en España ha demostrado que la prescripción diferida de antibióticos es segura y efectiva para tratar las infecciones respiratorias no complicadas en niños. Esta estrategia, comparada con la prescripción inmediata de antibióticos, disminuye notablemente el uso de estos fármacos y es igual de satisfactoria para los padres, según los resultados de este trabajo, coordinado por investigadores del Centro Cochrane Iberoamericano (CCIB) y cuyos resultados se publican ayer en la revista Pediatrics

Este ensayo se ha realizado en 39 centros de salud españoles, con 436 niños de 2-14 años que acudieron con sus padres al pediatra por infecciones respiratorias (faringitis, rinosinusitis, otitis media aguda o bronquitis aguda).

La condición para participar en el ensayo era que el pediatra tuviera dudas de si era necesario o no el tratamiento con antibióticos. En ese caso, se asignó al azar una de estas tres intervenciones: se recetó un antibiótico, no se recetó un antibiótico o se hizo una prescripción diferida. De este modo, se ha podido comprobar que no hay diferencias en cuanto a la duración y gravedad de los síntomas entre las tres estrategias.

“La razón por la que no se han observado diferencias entre las tres intervenciones es probablemente que los antibióticos influyen muy poco en la evolución de estas infecciones porque la mayoría son víricas y autolimitadas”, argumenta Gemma Mas-Dalmau, enfermera del Hospital Sant Pau, de Barcelona, y primera firmante del artículo.

Los resultados del ensayo también muestran que las complicaciones y las visitas adicionales al pediatra o a urgencias de un hospital fueron escasas y similares en las tres intervenciones. 

Como especifican a este CF, Mas-Dalmau y Pablo Alonso, investigador del CCIB y del Instituto de Investigaciones Biomédicas Sant Pau, de Barcelona, y autor de correspondencia del trabajo, “el antibiótico principalmente utilizado, tanto en aquellos niños que fueron asignados a la estrategia de prescripción diferida como a la estrategia inmediata y no antibiótico, fue la amoxicilina. Cada médico prescribía el antibiótico que pensaba que era el más adecuado, según la infección y otros factores, como las resistencias locales”.

Pablo Alonso sostiene que la prescripción diferida de antibióticos “es una estrategia válida para un uso más racional de los antibióticos. No solo evita sus efectos adversos, sino que ayuda a reducir el grave problema de las resistencias microbianas”. Y añade: “Ayuda a combatir la creencia errónea de que los antibióticos son necesarios en este tipo de infecciones y a educar a los padres sobre el problema de las resistencias”.

De hecho, los datos del ensayo muestran que “solo el 25% de los niños asignados a la estrategia  de prescripción diferida en nuestro estudio finalmente tomaron antibiótico, en comparación con el 96% de los niños asignados a la estrategia de antibiótico inmediata y el 12% de los que estaban en la estrategia de no antibiótico, sin presentarse diferencias en las complicaciones. El consumo de antibiótico, en nuestro estudio, fue un poco menor en los niños asignados en la estrategia de prescripción diferida en comparación con los estudios previos”.

Los autores recuerdan a este medio que la prescripción diferida de antibióticos “es una estrategia de utilidad en el tratamiento de niños que acuden a sus centros de salud por infecciones respiratorias no complicadas (bronquitis aguda, otitis media aguda, faringitis y rinosinusitis), sin criterios de gravedad, como sospecha de neumonía, y que, además, el pediatra tiene dudas razonables del diagnóstico y la necesidad de prescripción de antibióticos de forma inmediata. Asimismo, la prescripción diferida puede ser útil en situaciones de duda, en las cuales los padres esperan la receta del antibiótico, como una manera de ofrecer seguridad y, a la vez, tiempo para la posible resolución de la enfermedad sin antibiótico”. 

Con la colaboración de los farmacéuticos

Ana Molinero, vicepresidenta 1ª de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac), corrobora lo dicho por los expertos responsables del trabajo y aporta cifras interesantes de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), que apuntan que “alrededor del 40% de las prescripciones realizadas en Atención Primaria serían innecesarias“, dice. Por este motivo ve “realmente útil” la prescripción diferida de antibióticos tanto en niños como en población adulta. “Eso sí, creo que habría que contar con el farmacéutico comunitario para que hiciese una evaluación previa a la dispensación final del antibiótico y, utilizando protocolos consensuados, realizase ésta o no la realizase. No creo que sea la mejor solución dejar la decisión final de administrar el antibiótico al paciente o a los padres, a no ser que haya una educación previa sobre el consumo del mismo”, propone. En estos casos, el papel del farmacéutico es “evaluar la situación, y en función de si existen criterios (previamente consensuados con sociedades científicas médicas) que indiquen que el paciente va a necesitar un antibiótico derive al médico para que evalúe la situación y si esos criterios no existen le indique la no conveniencia de utilizar el antibiótico y si lo cree necesario ofrecer un tratamiento alternativo“.

Para la portavoz de Sefac, esta colaboración les permitiría “poner en valor nuestro papel como profesional sanitario experto en medicamentos”.  

En su opinión, esta estrategia, “es una manera de ahorrar recursos sanitarios, evitando que los padres tengan que volver al cabo de unos días para que vuelva a ser evaluado el niño por el pediatra”.

Con fecha de dispensación

Ahora bien, esta farmacéutica propone que para que realmente sea efectiva la prescripción diferida de antibióticos y los padres no den el antibiótico a las primeras de cambio, se ponga una fecha de dispensación, “que tendría que ser unos días después“. De no hacerlo, “los padres -continúan- compran el antibiótico para tenerlo en casa en ese momento y así dárselo en cuanto lo crean conveniente o guardarlo para otra ocasión similar, con el peligro que eso conlleva en cuanto a la utilización de un medicamento innecesario e incluso inseguro. Y ello por no hablar de facilitar la aparición de resistencias bacterianas”.

Faltaban datos en niños

Aunque ya se sabía que la prescripción diferida de antibióticos para infecciones respiratorias funciona en adultos y había también algunos pocos datos en población pediátrica, Alonso y Mas-Dalmau reconocen que “os estudios que habían evaluado la prescripción diferida en infecciones respiratorias en población pediátrica eran escasos y, además, se habían realizado principalmente en Estados Unidos e Inglaterra”. Por tanto, añaden que los efectos de esta estrategia en países con un alto consumo de antibióticos, como ocurre en España y otros países del sur de Europa, no se conocían adecuadamente. “Nos interesaba saber cómo funcionaba en España y cómo reaccionaría nuestra población en términos de satisfacción y de creencia en el consumo de antibióticos”. 

La exposición prenatal a #terapia antirretroviral puede contribuir a los cambios cardiacos en los bebés

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NUEVA YORK, USA. Los bebés no infectados con virus de inmunodeficiencia humana expuestos a la terapia antirretroviral antes del nacimiento pueden tener cambios cardiovasculares “relevantes”, informan médicos en España.[1]

“Se observó deterioro cardiaco subclínico junto con presión arterial más alta y grosor de la íntima media carotídea más grueso en bebés expuestos al virus de inmunodeficiencia humana a los seis meses de edad. La mitad de ellos presentaba hipertensión”, informaron la Dra. Marta López Carbonell y sus colaboradores, de la Universidad de Barcelona, en Barcelona, España.

“Nuestros hallazgos respaldan posible aumento del riesgo cardiovascular en bebés no infectados por el virus de inmunodeficiencia humana que estuvieron expuestos en el útero a terapia antirretroviral”, escribieron en Clinical Infectious Diseases.

Los investigadores dieron seguimiento a 34 bebés no infectados expuestos al virus de inmunodeficiencia humana y a 53 bebés no expuestos hasta los 6 meses de edad. Los esquemas de terapia antirretroviral durante el embarazo incluyeron dos inhibidores nucleosídicos de la transcriptasa inversa (abacavir más lamivudina: 32%; emtricitabina más tenofovir: 41%, y zidovudina más lamivudina: 21%).

A la edad de 6 meses los lactantes no infectados expuestos al virus de inmunodeficiencia humana tenían paredes miocárdicas más gruesas (grosor medio de la pared septal: 5,02 frente a 3,98 mm; p < 0,001) y disfunción sistólica relativa con disminución del desplazamiento del anillo mitral (8,57 frente a 10,34 mm; p = 0,002 ) y disminución de tricúspide S’ (9,71 frente a 11,54 cm/s; p = 0,003) junto con disfunción diastólica relativa indicada por un tiempo prolongado de relajación isovolumétrica izquierda (58,57 frente a 47,94 ms; p < 0,001).

La evaluación vascular reveló presiones arteriales sistólicas (102 frente a 80 mm Hg; p < 0,001) y diastólicas (64 frente a 55 mm Hg; p = 0,045) significativamente más altas. La mitad de los niños expuestos al virus de inmunodeficiencia humana cumplió los criterios de hipertensión, en comparación con 3,77% del grupo no expuesto (p < 0,001).

Los niños expuestos al virus de inmunodeficiencia humana también tenían grosor de la íntima media carotídea medio más grueso (0,62 frente a 0,51 µm; p = 0,015).

“Estos cambios podrían permitirnos distinguirlos como población en riesgo incluso desde la vida fetal, estableciendo seguimiento estricto y más prolongado”, indicaron los autores.https://8726cd39b10dfee9ce799a8c59060cc7.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.html

“Curiosamente, nuestro estudio muestra por primera vez que la hipertensión infantil podría predecirse a partir de la vida fetal mediante la evaluación de los esquemas maternos de terapia antirretroviral que contienen zidovudina o midiendo el espesor de la pared del tabique fetal mediante ecocardiografía fetal”, añadieron.

Los investigadores agregaron que sus hallazgos también “respaldan la tendencia actual de considerar los esquemas de terapia antirretroviral que contienen zidovudina durante el embarazo como alternativa, debido a la dosificación compleja y la asociación con tasas más altas de efectos adversos leves a moderados”.

Por lo tanto, “evitar los esquemas de terapia antirretroviral que contienen zidovudina durante el embarazo, promover hábitos de estilo de vida saludable y evitar otros riesgos cardiovasculares desde la niñez, podrían potencialmente prevenir eventos cardiovasculares más adelante en la vida”.

El estudio no tuvo financiamiento comercial. Los autores han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente. La Dra. López no respondió a una solicitud de comentarios al cierre de la edición.

Traducido y adaptado por el equipo de Medscape en español.

Reuters Health Information © 2021 

Citar este artículo: La exposición prenatal a terapia antirretroviral puede contribuir a los cambios cardiacos en los bebés – Medscape – 9 de feb de 2021.

O que sabemos sobre a progressão da #miopia em crianças durante a #pandemia?

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A miopia hoje é uma questão de saúde pública mundial, com estimativa da OMS de atingir metade da população em 2050. O menor tempo de atividades externas (que diminuiu ainda mais com a pandemia de Covid-19) tem sido reconhecido como um dos fatores de risco para o desenvolvimento de miopia. A duração e intensidade das atividades de perto também estão associadas.

Em resposta ao novo coronavírus que se espalhou a partir de dezembro de 2019, foi instituído o isolamento social e muitas escolas na china foram fechadas para evitar a transmissão. Mais de 220 milhões de crianças e adolescentes ficaram confinados em suas casas, estudando online. Questionou-se se o tempo diminuído em atividades externas e o aumento de tempo de tela teria gerado um aumento nos casos de miopia durante a pandemia.

Em estudo publicado na JAMA Ophthalmology em janeiro de 2021 foi investigada essa associação do confinamento durante a pandemia com o desenvolvimento de miopia em crianças na China. As escolas foram fechadas de janeiro a maio e reabertas em junho. Esse estudo já era realizado desde 2015, por 6 anos consecutivos.

Progressão da miopia em crianças durante a pandemia

Metodologia

Foram testadas 123.535 crianças. A miopia nessa população era relativamente estável, com um pequeno shift miópico de 2015 a 2019. Em 2020 o shift miópico foi substancial (aproximadamente -0,3 D) para crianças de 6 a 8 anos. A prevalência de miopia por idade em 2020 era de 21.5% aos 6 anos, 26,2% aos 7 anos e 37,2% aos 8 anos. Esses níveis eram significativamente maiores que os encontrados de 2015-2019: 5.7% aos 6 anos, 16.2% aos 7 anos e 27.7% aos 8 anos. Nesse estudo a prevalência de miopia foi aproximadamente 3 vezes maior em 2020 do que em outros anos.

Esse aumento não foi visto nos grupos mais velhos (de 9 a 13 anos) apesar do maior número de horas que os mais velhos ficavam em aulas online comparado com os mais novos. Isso fortalece a hipótese de que as crianças mais novas seriam mais sensíveis as alterações ambientais, estando em um momento de mais alta plasticidade. Outro achado que corrobora com os já encontrados em outros estudos é o de que meninas desenvolvem miopia mais precocemente que meninos.

Conclusão

Os achados desse estudo sugerem que o confinamento durante a pandemia por Covid-19 foram associados a um shift miópico substancial em crianças jovens (6 a 8 anos). Esse achado é importante para que possamos orientar as famílias em relação a um menor uso das atividades de perto quando possível associado ao aumento do tempo das atividades fora de casa permitidas durante a pandemia para evitar a progressão da miopia.

Autor(a):

Juliana Rosa

Pós graduação Lato Sensu em Córnea pela UNIFESP ⦁ Especialização em lentes de contato e refração pela UNIFESP ⦁ Residência médica em Oftalmologia pela UERJ ⦁ Graduação em Medicina pela UFRJ ⦁ Contato via Instagram: @julianarosaoftalmologia

Referências bibliográficas:

  • Wang J, Li Y, Musch DC, et al. Progression of Myopia in School-Aged Children After Covid-19 Home Confinement. JAMA Ophthalmol. Published online January 14, 2021. doi: 1001/jamaophthalmol.2020.6239

Las guarderías no son un foco de transmisión de la covid-19

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Un estudio publicado en ‘The Lancet Child & Adolescent Health’ manifiesta que en el entorno preescolar, las tasas de infección por este virus son bajas.

Niños jugando en la guardería
No hay evidencias de que las guarderías sean foco de infección de covid-19

La transmisión del SARS-CoV-2 en los niños ha sido y es un capítulo clave en el manejo de la pandemia. Cuando se cerraron los colegios y también al abrirse, con una batería de medidas dirigidas a mantener a raya cualquier amenaza de covid que pudiera surgir. Llegamos a asumir como cierto que los más pequeños eran ‘supercontagiadores’. Una teoría que ha ido perdiendo fuerza a medida que se ha ido estudiando la infección en esta parte de la población. El último análisis que se ha publicado sobre el tema ha querido comprobar por primera vez qué ocurre en las edades más difíciles de controlar, durante los años de guardería. El resultado: las tasas de infección por covid- 19 son igualmente bajas.

En los colegios, los niños están siendo todo un ejemplo de civismo. Respetan el uso de las mascarillas y tienen un frecuente lavado de manos. Todos llevan en sus mochilas un pequeño y manejable recipiente con gel desinfectante y usarlo forma parte ya de su rutina. Pero el temor en la guardería es que son demasiado pequeños aún y están descubriendo el mundo: lo tocan y chupan todo, se quieren abrazar y besar… Para ellos, no hay fronteras. El contexto es diferente.

Si alguien considera que las guarderías podrían ser un foco de infección por el coronavirus, sepa que, de momento, no hay evidencia de ello y así lo muestran los resultados del estudio que acaba de publicar la revista ‘The Lancet Child & Adolescent Health’.

Un grupo de investigadores de Francia analizó a un total de 327 niños de entre 5 meses y 4 años de edad en las guarderías que permanecieron abiertas entre marzo y mayo de 2020. Evaluaron la presencia de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 en la sangre (seroprevalencia) y concluyeron que la tasa de infección en este contexto era baja, del 3,7%, “con 14 casos positivos en 13 guarderías distintas, derivados probablemente de un adulto en su hogar”, apuntan los responsables del trabajo. Y lo mismo ocurría en el personal de guardería (197 empleados, con una edad media de 40 años). “Su tasa de infección era similar (6,8%, 14 casos en ocho guarderías distintas) a la de adultos que no estaban expuestos a niños ni a casos de covid en su entorno laboral (5%)”.

En palabras de uno de ellos, Camille Aupiais, del Hôpital Jean-Verdier (París), “nuestros resultados sugieren que las guarderías no son focos de infección por el SARS-CoV-2 y que los niños pequeños no están propagando el virus ampliamente en estos entornos. Estos hallazgos deberían ser tranquilizadores para los padres y el personal de estos centros, especialmente dado que los padres y madres de los niños incluidos en el estudio trabajaban fuera de casa y, por lo tanto, tenían más riesgo de contagio”.

A tenor de los datos registrados, parece que “en el entorno preescolar, las tasas de infección por este virus son bajas“, reza el artículo. No obstante, reconocen los autores, hay que hacer más investigación, sobre todo teniendo en cuenta las nuevas variantes que han surgido. Este tipo de investigación es fundamental para el desarrollo de políticas en cuanto al cierre de guarderías durante nuevas olas de la pandemia de SARS-CoV-2.

Por ejemplo, argumenta Aupiais, “hemos observado que los niños pequeños tienen más probabilidades de contraer covid-19 en casa que en una guardería”. Por esta razón, “quizás los signos clínicos no sean los mejores indicadores de infección, sino que el criterio principal debería ser un caso sospechoso o confirmado en un miembro adulto del hogar”. Es “fundamental comprender completamente el papel de los más pequeños en la transmisión comunitaria” para diseñar la mejor estrategia posible.

Muchos países cerraron colegios y guarderías en un esfuerzo por detener las tasas de infección. No sólo Francia, también España. A día de hoy, la covid-19 ha causado más de dos millones de muertes en todo el mundo y también una crisis económica que preocupa. De ahí, la necesidad de medir muy bien el efecto de cada una de las medidas que se van planteando.

Por encima de los cuatro años

Por encima de los cuatro años, sí hay más literatura científica y en base a ella, los expertos opinan que los niños contagian poco y casi ni se contagian. Un documento del 24 de febrero de 2020 registraba 72.314 casos positivos por el Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades. Sólo el 1% tenía menos de 10 años y otro 1%, entre 10 y 19 años. La revisión hecha por los expertos de la Universidad de Southampton señala en la misma dirección. Observando los datos de algunas regiones donde se han implementado pruebas comunitarias generalizadas, como Corea del Sur e Islandia, pudieron comprobar que apenas se encontraban positivos por debajo de los 10 años de edad. En Italia sucedía lo mismo. Incluso cuando “los niños vivían con adultos afectados por covid-19, o no se transmitió o no se pudo detectar dicha transmisión”, afirman los autores del artículo.

Por lo tanto, “está surgiendo evidencia de que los niños podrían ser significativamente menos propensos a infectarse que los adultos”. Además, afortunadamente, los datos demuestran que este virus apenas causa síntomas en los niños. Los casos que han necesitado cuidados intensivos eran niños con comorbilidades. Seguir investigando es clave para poder tomar decisiones sobre una base de riesgo-beneficio con la evidencia disponible.

Anticuerpos maternos anti-SARS-CoV-2 cruzan la placenta y se detectan en neonatos

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Dra. Naima Joseph

“Creo que el hallazgo más llamativo es que notamos alta respuesta neutralizante a la infección natural incluso en las infecciones asintomáticas, pero naturalmente se observó en mayor grado en personas con infección sintomática”, comentó a Medscape Noticias Médicas la Dra. Naima Joseph, maestra en salud pública de la Emory University School of Medicine, en Atlanta, Estados Unidos.

“Nuestros datos demuestran la capacidad materna para crear respuesta inmunitaria apropiada y robusta”, y la inmunidad protectora materna duró un mínimo de 28 días después de la infección, indicó la Dra. Joseph. “Además observamos títulos en sangre del cordón neonatal más elevados en madres con títulos más altos, lo cual indica una relación, pero necesitamos comprender mejor cómo ocurre la transferencia transplacentaria y establecer correlatos de protección neonatal para ver si la inmunidad materna puede también beneficiar a los recién nacidos, y de qué manera”.

Los investigadores analizaron de forma prospectiva la cantidad de inmunoglobulina G e inmunoglobulina M en muestras de sangre materna y de cordón obtenidas durante el parto de mujeres que resultaron positivas para COVID-19 en algún momento durante la gestación. Utilizaron enzimoinmunoanálisis de adsorción de anticuerpos para el dominio de unión a receptor de proteína en espiga del SARS-CoV-2.

Los 32 pares de madres-lactantes en el estudio fueron predominantemente de raza negra no hispanoamericanas (72%) e hispanoamericanas (25%) y 84% estaba afiliado a Medicaid como su pagador. Mayor proporción de las madres (72%) tenía por lo menos un trastorno concomitante, más frecuentemente obesidad, hipertensión o asma, o enfermedad pulmonar. Poco más de la mitad de las mujeres (53%) tuvo síntomas mientras cursaba con la infección, y 88% enfermó de COVID-19 durante el tercer trimestre. El tiempo promedio desde la infección hasta el parto fue de 28 días.

Todas las madres tenían anticuerpos de inmunoglobulina G, 94% tenía anticuerpos de inmunoglobulina G y 94%tenían anticuerpos neutralizantes contra el SARS-CoV-2. De las muestras de sangre de cordón, 91% tenía anticuerpos de inmunoglobulina G, 9% anticuerpos de inmunoglobulina M y 25% anticuerpos neutralizantes.

“Es tranquilizante que hasta ahora la respuesta fisiológica es exactamente la que esperábamos”, comentó a Medscape Noticias Médicas la Dra. Judette Louis, maestra en salud pública, profesora asociada de obstetricia y ginecología y presidenta del departamento de ginecología de la University of South Florida, en Tampa, Estados Unidos. “Es lo que esperaríamos, pero siempre es útil contar con más datos que respalden esto. Por lo demás, se está extrapolando lo que se sabe de otros trastornos”, destacó la Dra. Louis, quien moderó la sesión de resúmenes orales.

La infección sintomática se asoció con títulos de inmunoglobulina G más elevados de manera estadísticamente significativa que la infección asintomática (= 0,03), pero no se observó correlación para inmunoglobulina M o anticuerpos neutralizantes. Además, aunque las madres que dieron a luz más de 28 días después de la infección tuvieron títulos de inmunoglobulina G más elevados (= 0,05), no se observaron diferencias en la respuesta de inmunoglobulina M o neutralizante.

Los títulos en sangre de cordón de los lactantes fueron más bajos de manera estadísticamente significativa que sus muestras maternas correspondientes, sin importar los síntomas o la latencia desde la infección hasta el parto (< 0,001), informó la Dra. Joseph.

“Se ha demostrado que la eficiencia de transferencia transplacentaria de otros patógenos se correlaciona con la inmunidad neonatal cuando el cociente sangre de cordón/materna es superior a 1”, indicó la Dra. Joseph en su presentación. Sus datos demostraron “eficiencia subóptima” con un índice de 0,81.

El tamaño pequeño de la muestra y la falta de un grupo de control fueron debilidades del estudio, pero una fortaleza importante fue disponer de una población con riesgo desproporcionadamente más alto para la infección y la morbilidad grave que la población general.

Implicaciones para la vacunación materna contra la COVID-19

Aunque todavía no se dispone de los datos, la Dra. Joseph señaló que han ampliado su protocolo para incluir mujeres embarazadas vacunadas.

“La clave para desarrollar una vacuna eficaz para mujeres embarazadas en realidad es caracterizar la inmunidad adaptativa durante la gestación. Creo que estos hallazgos aportan más información para el desarrollo de la vacuna al demostrar que la inmunidad materna es robusta”, añadió la especialista.

La Organización Mundial de la Salud recientemente recomendó no administrar vacunas contra COVID-19 a mujeres embarazadas, pero la Society for Maternal-Fetal Medicine y el American College of Obstetricians and Gynecologists después emitieron una declaración adjunta que reafirma que las vacunas contra COVID-19 autorizadas por la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos “no deben dejar de administrarse a personas embarazadas que optan por recibir la vacuna”.[2,3]

“Una pregunta que se plantean es si durante el embarazo se va a generar respuesta satisfactoria a la vacuna de la forma en que ocurriría en personas no embarazadas. Si podemos demostrar que así ocurre, esto puede proporcionar información que algunas madres necesitan para tomar sus decisiones”, señaló la Dra. Louis. Datos como los del estudio de la Dra. Joseph también aportan información para las recomendaciones sobre el momento oportuno de la vacunación materna.

“Por ejemplo, la Dra. Joseph demostró que 28 días después de la infección se tenían más anticuerpos, de manera que puede haber un escenario en que afirmemos que esta vacuna puede ser más beneficiosa a la mitad del embarazo para formar esos anticuerpos”, destacó la Dra. Louis.

Está surgiendo un consenso a partir de los datos de anticuerpos maternos

Los hallazgos del estudio de la Dra. Joseph reflejan los comunicados en un estudio publicado el 29 de enero en la versión electrónica de JAMA Pediatrics. En ese estudio, dirigido por el Dr. Dustin D. Flannery, D. O., del Children’s Hospital of Philadelphia, en Filadelfia, Estados Unidos, también se analizaron los niveles maternos y neonatales de anticuerpos de inmunoglobulina G e inmunoglobulina M contra el dominio que se une al receptor de la proteína en espiga del SARS-CoV-2.[4] Asimismo, se observó correlación positiva entre las concentraciones de inmunoglobulina G en sangre del cordón y materna (< 0,001), pero notablemente, el coeficiente de títulos en sangre del cordón y materna fue mayor de 1, a diferencia de lo observado en el estudio de la Dra. Joseph.

Para su estudio, Flannery y sus colaboradores obtuvieron sueros de sangre materna y de cordón durante el parto de 1.471 pares de madres y lactantes, independientemente del antecedente de COVID-19 durante el embarazo. La edad materna promedio fue de 32 años, y poco más de una cuarta parte de la población (26%) la constituían mujeres de raza negra no hispanoamericanas. Alrededor de la mitad (51%) era de raza caucásica, 12% hispanoamericanas y 7% asiáticas.

Seis de cada 100 mujeres tenían anticuerpos de inmunoglobulina G o inmunoglobulina M en el parto, y 87% de los lactantes nacidos de estas madres tenía inmunoglobulina G medible en su sangre del cordón.

Ningún lactante tenía anticuerpos de inmunoglobulina M. Al igual que en el estudio presentado en el congreso de la Society for Maternal-Fetal Medicine, las infecciones de las madres incluyeron casos asintomáticos, leves, moderados y graves, y el grado de gravedad de los casos no tuvo efecto ostensible en las concentraciones de anticuerpo del lactante. La mayoría de las mujeres que resultaron positivas en las pruebas para COVID-19 (60%) no tenía síntomas.

De las 11 madres que tenían anticuerpos, pero cuyos lactantes no los tenían en la sangre del cordón, cinco solo tuvieron anticuerpos de inmunoglobulina M y seis tuvieron concentraciones significativamente más bajas de inmunoglobulina G que las observadas en las otras madres.

En un comentario sobre el estudio publicado en JAMA Pediatrics, la Dra. Flor Muñoz, del Baylor College of Medicine, en Houston, Estados Unidos, señaló que los hallazgos son motivo para tener optimismo sobre una estrategia de vacunación materna para proteger a los lactantes contra la COVID-19.

“Sin embargo, el periodo de vacunación materna para proteger al lactante, en contraposición a únicamente a la madre, exigiría un intervalo adecuado desde la vacunación hasta el parto (de por lo menos 4 semanas), mientras que la vacunación en una etapa temprana de la gestación e incluso en una etapa tardía del tercer trimestre podría todavía ser protectora para la madre”, afirmó la Dra. Muñoz.

Dado el intervalo de los esquemas de vacunación de dos dosis y el hecho de que la transferencia transplacentaria comienza más o menos en la semana 17 de la gestación, “la vacunación materna a partir de la primera etapa del segundo trimestre de la gestación podría ser óptima para lograr los máximos niveles de anticuerpos en el recién nacido”, escribió la Dra. Muñoz. Sin embargo, persisten interrogantes, por ejemplo, cuán eficaces son los anticuerpos neonatales para proteger contra la COVID-19 y cuánto tiempo duran después del nacimiento.

No se utilizó ninguna financiación externa en el estudio de la Dra. Joseph.

Las doctoras Joseph y Louis han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente. El estudio de JAMA Pediatrics fue financiado por el Children’s Hospital of Philadelphia. Un coautor recibió honorarios por consultoría de Sanofi Pasteur, Lumen, Novavax y Merck, no relacionados con el estudio. Muñoz prestó servicios en las juntas de vigilancia de datos y seguridad de Moderna, Pfizer, Virometix y Meissa Vaccines y recientemente ha recibido becas de Novavax Research y Gilead Research.

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Citar este artículo: Anticuerpos maternos anti-SARS-CoV-2 cruzan la placenta y se detectan en neonatos – Medscape – 4 de feb de

O uso de DMBA e o aumento de lesões oculares em crianças na pandemia

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A pandemia de Covid-19 tornou os desinfetantes para as mãos à base de álcool (DMBA) amplamente disponíveis em locais públicos. Um artigo publicado no jornal JAMA Ophthalmology avaliou se o aumento do uso desses produtos está relacionado a um consequente aumento de lesões oculares graves em crianças.

Os pesquisadores Martin e colaboradores avaliaram uma série de casos retrospectivos no período de abril a agosto de 2020. Os casos eram provenientes tanto do banco nacional de dados dos Centros de Controle de Envenenamento da França (French Poison Control Centers – PCC), quanto de um hospital de referência em oftalmologia pediátrica em Paris. Qualquer caso de exposição ocular a um produto químico, em um paciente com menos de 18 anos, foi analisado, sendo incluídos os dados referentes a exposição a DMBA. Os seguintes dados foram coletados: idade, sexo, circunstâncias de exposição, sintomas, tamanho do defeito epitelial no primeiro exame, tempo entre o incidente e a reepitelização e tratamento clínico e/ou cirúrgico. Além disso, o número de exposições oculares a DMBA, por crianças em dois períodos (abril a agosto de 2020 e abril a agosto de 2019), foram comparados.

Estudo analisa se o aumento do uso de produtos DMBA está relacionado a um consequente aumento de lesões oculares graves em crianças. 

O estudo sobre uso de DMBA e lesões oculares

Entre 1° de abril e 24 de agosto de 2020, a proporção de chamadas para o PCC, associadas a respingos de produtos químicos em crianças, foi significativamente menor em comparação com o mesmo período em 2019: 2.336 casos (2,2% das chamadas pediátricas) em 2020 versus 2553 casos (4,2% das chamadas pediátricas) em 2019. No entanto, no mesmo período, houve sete vezes mais casos pediátricos de exposições oculares a DMBA relatados no banco de dados do PCC, em comparação com o mesmo período em 2019 (9,9% das exposições oculares pediátricas em 2020 versus 1,3% em 2019). Em 2020, 63 casos de exposição ao DMBA ocorreram em local público, enquanto nenhum caso foi relatado em 2019. Os locais mais frequentes foram lojas e shoppings (n = 47), restaurantes (5 casos), locais públicos abertos (5 casos), arena de esportes (1 caso), sala de cinema (1 caso), piscina (1 caso), e outros nos últimos 3 casos. O número de casos ocorridos em locais públicos aumentou em 2020 (de 16,4% em maio para 52,4% em agosto). Todos os casos foram associados a dispositivos disponibilizados ao público no âmbito da Covid-19 (dispensadores automáticos ou pedais). Da mesma forma, as admissões em hospitais oftalmológicos por exposição a DMBA aumentaram no mesmo período (16 crianças em 2020, incluindo 10 meninos; idade média, 3,5 anos versus 1 menino de 16 meses em 2019). Oito deles apresentavam úlcera de córnea e/ou conjuntival, envolvendo mais de 50% da superfície corneana em seis deles. Dois casos necessitaram de transplante de membrana amniótica.

Os resultados desse estudo mostram que, apesar da importância do DMBA para controlar a propagação da Covid-19, esses agentes devem ser usados com cautela e, provavelmente, mantidos longe de crianças pequenas. A composição do DMBA é altamente variável. Normalmente segue as recomendações da Organização Mundial de Saúde (OMS) e contém 80% de etanol ou 75% de isopropanol, que são produtos irritantes. O etanol é amplamente utilizado na cirurgia de córnea e cirurgia refrativa para facilitar o desbridamento epitelial. No entanto, o protocolo geralmente utilizado por oftalmologistas envolve uma solução de etanol diluído a 20%, aplicada por 30 segundos, no máximo. Martin e colaboradores comentam que um estudo mostrou que o etanol não só tem um efeito citotóxico imediato nas células epiteliais da córnea, mas também reduz a proliferação e induz a apoptose. Além disso, outros aditivos irritantes, incluindo peróxido de hidrogênio, polietilenoglicol (para aumentar a viscosidade), perfumes ou óleos essenciais, podem aumentar a toxicidade ocular por DMBA.

Concluindo

A especificidade da ocorrência dessas complicações em pediatria é devida, provavelmente, à colocação do dispensador de gel na proximidade dos rostos das crianças. Dispensadores, muitas vezes operados por pressão por meio de um pedal, permitem a administração de doses unitárias de DMBA. No entanto, esses dispositivos geralmente têm cerca de 1 m de altura, fornecendo o produto ao nível dos olhos de crianças pequenas. Além disso, o atraso na lavagem dos olhos devido à falta de acesso a um abastecimento de água ou à viscosidade de certas preparações, é muito prejudicial para a superfície ocular. Algumas recomendações práticas para os pais incluem enfatizar a lavagem das mãos com água e sabão ao invés de DMBA e treinar as crianças para a utilização apropriada desses produtos. Por fim, seria interessante que os dispensadores de DMBA fossem separados para crianças e colocados em um nível mais baixo do que para os adultos e que sinais de atenção fossem colocados ao lado do dispensador.

Autor(a):

Roberta Esteves Vieira de Castro

Graduada em Medicina pela Faculdade de Medicina de Valença ⦁ Residência médica em Pediatria pelo Hospital Federal Cardoso Fontes ⦁ Residência médica em Medicina Intensiva Pediátrica pelo Hospital dos Servidores do Estado do Rio de Janeiro. Mestra em Saúde Materno-Infantil (UFF) ⦁ Doutora em Medicina (UERJ) ⦁ Aperfeiçoamento em neurointensivismo (IDOR) ⦁ Médica da Unidade de Terapia Intensiva Pediátrica (UTIP) do Hospital Universitário Pedro Ernesto (HUPE) da UERJ ⦁ Professora de pediatria do curso de Medicina da Fundação Técnico-Educacional Souza Marques ⦁ Membro da Rede Brasileira de Pesquisa em Pediatria do IDOR no Rio de Janeiro ⦁ Acompanhou as UTI Pediátrica e Cardíaca do Hospital for Sick Children (Sick Kids) em Toronto, Canadá, supervisionada pelo Dr. Peter Cox ⦁ Membro da Sociedade Brasileira de Pediatria (SBP) e da Associação de Medicina Intensiva Brasileira (AMIB) ⦁ Membro do comitê de sedação, analgesia e delirium da AMIB e da Sociedade Latino-Americana de Cuidados Intensivos Pediátricos (SLACIP) ⦁ Membro da diretoria da American Delirium Society (ADS) ⦁ Coordenadora e cofundadora do Latin American Delirium Special Interest Group (LADIG) ⦁ Membro de apoio da Society for Pediatric Sedation (SPS) ⦁ Consultora de sono infantil e de amamentação.

Referências bibliográficas:

DMBA LESÕES OCULARES

Micro-ondas mais seguros para evitar acidentes com crianças

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Em unidades de pacientes queimados nos Estados Unidos, 22,5% são crianças, e a maioria é admitida por acidentes envolvendo o preparo ou consumo de comida ou bebida. A ampla variedade abstrata de mecanismos de queimaduras, entretanto, torna a prevenção um desafio.

Prevenção de acidentes para deixar crianças mais seguras

Análise e estudos para prevenção

Pesquisadores americanos têm trabalhado desde 2005 para proteger crianças pequenas de um mecanismo específico: crianças abrindo as portas de forno de micro-ondas e derramando o conteúdo aquecido, resultando em escaldaduras graves. Em recente artigo publicado no jornal Pediatrics da American Academy of Pediatrics, Quinlan e colaboradores documentaram a frequência e a gravidade desses casos e a vulnerabilidade de crianças pequenas a serem queimadas dessa forma. Em 2008, os pesquisadores já haviam publicado, no mesmo jornal, uma análise de 3 anos de dados da unidade de queimados da University of Chicago. Entre as queimaduras pediátricas não relacionadas à água da torneira, que têm uma estratégia de prevenção distinta, 9% ocorreram da seguinte forma: as próprias crianças abriam o micro-ondas e depois retiravam e derramavam o conteúdo aquecido. Nesse relatório, a criança mais nova queimada tinha 18 meses. Quase metade desses casos exigiu enxerto de pele de espessura parcial.

Os pesquisadores apresentaram descobertas e ideias para prevenção em vários encontros nacionais e convocaram estudantes universitários de engenharia para projetar portas de micro-ondas que impediriam uma criança de abri-las. Em 2017, tornaram-se membros ativos de um grupo de trabalho americano convocado pelo Underwriters Laboratories para tratar dessa questão, e dois autores se tornaram membros votantes no Painel Técnico de Padrões para fornos de micro-ondas. Ademais, trabalharam com fabricantes do produto e outros por mais de um ano para atender às preocupações da indústria, incluindo aquelas relacionadas aos impactos potenciais sobre os adultos mais velhos. Esse esforço resultou em um grupo de trabalho propondo uma mudança no padrão, exigindo “duas ações distintas” para abrir a porta de um forno de micro-ondas.

Novo padrão

Em 17 de setembro de 2018, após tentativas fracassadas anteriores de mudar o padrão das portas de forno de micro-ondas, o painel votou pela aprovação da medida, que exigirá portas resistentes a crianças para todos os novos fornos de micro-ondas em 2023 nos Estados Unidos. Por fim, os novos fornos de micro-ondas também deverão incluir rótulos, alertando as famílias sobre o risco de queimaduras graves em crianças pequenas.

Os pesquisadores destacam como a pesquisa pode informar e apoiar a defesa da prevenção de lesões infantis. Para eles, as crianças agora estarão protegidas contra esse tipo de escaldadura, pois os micro-ondas com portas resistentes a crianças substituirão os modelos atuais.

Autor(a):

Roberta Esteves Vieira de Castro

Graduada em Medicina pela Faculdade de Medicina de Valença ⦁ Residência médica em Pediatria pelo Hospital Federal Cardoso Fontes ⦁ Residência médica em Medicina Intensiva Pediátrica pelo Hospital dos Servidores do Estado do Rio de Janeiro. Mestra em Saúde Materno-Infantil (UFF) ⦁ Doutora em Medicina (UERJ) ⦁ Aperfeiçoamento em neurointensivismo (IDOR) ⦁ Médica da Unidade de Terapia Intensiva Pediátrica (UTIP) do Hospital Universitário Pedro Ernesto (HUPE) da UERJ ⦁ Professora de pediatria do curso de Medicina da Fundação Técnico-Educacional Souza Marques ⦁ Membro da Rede Brasileira de Pesquisa em Pediatria do IDOR no Rio de Janeiro ⦁ Acompanhou as UTI Pediátrica e Cardíaca do Hospital for Sick Children (Sick Kids) em Toronto, Canadá, supervisionada pelo Dr. Peter Cox ⦁ Membro da Sociedade Brasileira de Pediatria (SBP) e da Associação de Medicina Intensiva Brasileira (AMIB) ⦁ Membro do comitê de sedação, analgesia e delirium da AMIB e da Sociedade Latino-Americana de Cuidados Intensivos Pediátricos (SLACIP) ⦁ Membro da diretoria da American Delirium Society (ADS) ⦁ Coordenadora e cofundadora do Latin American Delirium Special Interest Group (LADIG) ⦁ Membro de apoio da Society for Pediatric Sedation (SPS) ⦁ Consultora de sono infantil e de amamentação.

Referências bibliográficas:

  • Quinlan KP, Lowell G, Robinson M, Musso J, Gottlieb LJ. Making Microwave Oven Doors Child Resistant to Protect Young Children From Severe Scalds. Pediatrics. 2021 Jan 20:e2020021519. doi: 1542/peds.2020-021519.

La pandemia se ‘traga’ al #virus respiratorio sincitial

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Se había observado en países del hemisferio sur, y ahora se está confirmando en los del hemisferio norte. Una buena noticia en medio de la tragedia.

Micrografía electrónica de barrido de viriones del virus respiratorio sincitial humano.
Micrografía electrónica de barrido de viriones del virus respiratorio sincitial humano (coloreado en azul), en la superficie de las células epiteliales del pulmón (NIAID).

El virus respiratorio sincitial (VRS) es la principal causa de hospitalización en menores de 5 años, y la mayoría de los niños se infectan hacia los 2 años de edad. La epidemia de VRS en el hemisferio norte ocurre todos los años durante diciembre (entre las semanas 52 y 53), antes de la epidemia estacional de gripe. Es el principal agente etiológico de la bronquiolitis aguda, la infección respiratoria más común en la infancia y la principal causa de morbilidad en lactantes menores de un año. Durante el invierno pasado en el hemisferio sur, algunos países ya observaron la casi desaparición de la gripe y del VRS gracias a las medidas de control contra la pandemia. En Australia, los casos de VRS se redujeron en un 98% y los de influenza en un 99,4%.

Un equipo del Instituto Catalán de la Salud y del Hospital Valle de Hebrón, en Barcelona, coordinado por Ermengol Coma, acaba de prepublicar en MedRxiv un análisis sobre la evolución del VRS y la enfermedad respiratoria asociada en Cataluña en las últimas semanas y ha comparado los datos con los de los diez años anteriores utilizando las historias clínicas electrónicas de atención primaria.

Han incluido a todos los niños menores de 5 años con diagnóstico clínico de sospecha de VRS, confirmada o no mediante pruebas de laboratorio. El periodo de estudio abarca 12 temporadas epidemiológicas, desde el 1 de septiembre de 2009 (temporada 2009-2010) hasta el 16 de enero de 2021 (temporada 2020-2021). Los datos se dividieron en dos conjuntos: conjunto de comparación (desde septiembre de 2009 hasta agosto de 2019) y conjunto de análisis (de septiembre de 2019 a enero de 2021).

La reducción de RSV fue definido como la diferencia entre lo esperado menos lo observado para todos los periodos. Como análisis de sensibilidad, realizaron el mismo estudio de series con confirmación de laboratorio de VRS del Hospital Valle de Hebrón con datos disponibles entre la semana 40 de 2013 y la semana 1 de 2021.

Desde el 1 de septiembre de 2009 al 16 de enero de 2021, observaron 190.131 enfermedades relacionadas con el VRS, de las cuales 178.817 (94%) fueron diagnosticadas en población menor de dos años. El número promedio de casos de VRS para las temporadas 2009-2010 a 2018-2019 fue de 17.517; para la temporada 2019-2020 fue de 13.432 y solo 1.534 para la temporada 2020-2021 (hasta el 16 de enero), es decir, una reducción del 87,58% según lo esperado del 7 de octubre de 2020 al 16 de enero de 2021.

El mismo análisis efectuado con datos de confirmación de laboratorio de VRS en la temporada 2019-2020 obtuvo resultados similares. Sin embargo, durante la temporada 2020-2021 solo se observó una confirmación de laboratorio (reducción del 99,65% en comparación con lo esperado), que muestra el mismo patrón que los datos de las historias clínicas electrónicas de la red de atención primaria.

Varias explicaciones

Los autores ofrecen algunas razones de esta bienvenida desaparición del VRS. Una, lógica, apuntada por estudios de varios países son las medidas de control establecidas frente a la pandemia y seguidas tras la apertura de los colegios en septiembre, como el uso de mascarillas para niños mayores de 6 años, la intensificación de las medidas de limpieza e higiene, los grupos burbuja, y el cribado diario de síntomas, además de las medidas generales de distancia física y restricciones comunitarias.

Aunque estas medidas para el control de la transmisión del SARS-CoV-2 podrían tener un impacto en otras transmisiones respiratorias, podría haber otras causas. Por ejemplo, al no ser obligatoria la educación por debajo de los 6 años en Cataluña, rango de edad más vulnerable a la infección por VRS, también es posible que, debido a las consecuencias socioeconómicas de la pandemia y al estímulo del teletrabajoalgunos padres pueden haberse quedado en casa cuidando a sus hijos, reduciendo así interacciones sociales de los niños y la transmisión esperada de la mayoría de los virus respiratorios.

También se ha planteado la hipótesis de que los cambios en el comportamiento y una mayor conciencia sobre la salud en el contexto de la mitigación de la covid-19 puedan haber contribuido a la reducción de la transmisión del VRS, observada además en otras infecciones.

En la página web de Diagnosticat del Departamento de Salud de Cataluña, que rastrea los diagnósticos clínicos semanales de siete enfermedades infecciosas notificables desde 2010, se aprecian reducciones de casos de varicela y diarrea incluso en entornos educativos abiertos. Hay que tener en cuenta que los virus envueltos, como el respiratorio sincitial, la influenza y otros, son más susceptibles a la inactivación química por medidas higiénicas y geles que los no envueltos.

Finalmente, es posible que la interferencia viral entre el SARS-CoV-2 y otros virus respiratorios repercuta en esta baja transmisión de VRS. Los autores advierten de la posibilidad de que el uso de diagnósticos clínicos a través de las HCE de atención primaria podría subestimar el número de infecciones reales por VRS. Sin embargo, “nuestros resultados son coherentes con las confirmaciones de laboratorio de uno de los mayores hospitales pediátricos en España (el Valle de Hebrón)”. Es más, “el seguimiento de los diagnósticos clínicos en entornos de atención primaria podría anticipar los cambios de tendencia de las infecciones respiratorias virales, ya que este sistema de vigilancia ha sido útil para encontrar patrones inusuales relacionados con la covid-19 en diagnósticos de gripe”.

De todos modos, matizan que hay que andar con precaución. En enero de 2020, el sistema de vigilancia en Australia informó de un aumento del número semanal de casos de VRS durante la primavera del hemisferio sur, período en el que no se espera la circulación de este virus. Por tanto, “tenemos que aprender de la experiencia en otros países y estar atentos a la circulación repentina de este virus en los próximos meses con la adecuada monitorización en la atención primaria y los entornos hospitalarios”.

Surdosage en #vitamine D : éviter les compléments alimentaires chez l’enfant

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France– La supplémentation en vitamine D est recommandée dès les premiers jours de vie et jusqu’à 18 ans, afin de prévenir le rachitisme. Cependant, l’Agence nationale de sécurité du médicament et des produits de santé (ANSM) souhaite alerter sur le risque de surdosage suite à la prise de compléments alimentaires enrichis en vitamine D. Des cas ont été récemment rapportés chez des jeunes enfants, ayant entraîné une hypercalcémie pouvant avoir des conséquences graves, telles qu’une atteinte rénale à type de lithiase / néphrocalcinose[1].

Quels risques avec les compléments alimentaires ?

Le risque de surdosage en vitamine D est supérieur avec les compléments alimentaires qu’avec les médicaments pour plusieurs raisons :

  • La concentration en vitamine D par goutte est parfois très élevée (jusqu’à 10.000 UI) et les doses recommandées en fonction de l’âge ne sont pas toujours indiquées ;
  • Il existe un risque d’erreur de dosage en cas de changement de complément alimentaire ou lors du passage d’un médicament à un complément alimentaire ;
  • De nombreux produits avec des concentrations / dosages différents sont disponibles, parfois au sein de la même marque (risque de confusion, voire de cumul de doses, en cas d’association entre des produits contenant de la vitamine D) ;

D’autres vitamines peuvent être présentes dans le complément alimentaire. Par exemple, la vitamine K, pour laquelle il n’existe pas de recommandation pour une administration quotidienne à des enfants, ou du calcium à forte dose, qui peut aggraver le risque d’atteinte rénale (lithiase / néphrocalcinose).

Comment prévenir ce risque ?

Afin de prévenir ce risque de surdosage en vitamine D, il est recommandé de :

  • Privilégier les médicaments par rapport aux compléments alimentaires, notamment chez le jeune enfant (le prescripteur choisira la spécialité pharmaceutique qu’il estime préférable à l’issue d’un échange avec les parents) ;
  • Contrôler les doses administrées (vérifier la quantité en vitamine D par goutte) ;
  • Ne pas multiplier les produits contenant de la vitamine D.

Une mise à jour des recommandations nationales concernant les doses de vitamine D destinées aux enfants est actuellement en cours afin de s’aligner sur les recommandations européennes :

  • 400 UI par jour de 0 à 18 ans chez l’enfant en bonne santé sans facteur de risque ;
  • 800 UI par jour de 0 à 18 ans chez l’enfant ayant un facteur de risque.

Il est important de rappeler aux parents que l’achat de compléments alimentaires sur Internet est déconseillé, ceux-ci pouvant ne pas être conformes à la réglementation.

Cet article a été initialement publié sur Univadis.fr, membre du réseau Medscape.
 

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Citer cet article: Surdosage en vitamine D : éviter les compléments alimentaires chez l’enfant – Medscape – 29 janv 2021.