Una sola administración de quimioterapia intraperitoneal administrada en condiciones hipertérmicas al final de la resección citorreductiva aumenta la sobrevida global casi un año en mujeres con cáncer de ovario avanzado, en comparación con la resección quirúrgica sola.[1]
Los resultados provienen de un estudio multicéntrico, sin enmascaramiento, de fase 3, realizado en Países Bajos y publicado en el número del 19 de enero de New England Journal of Medicine.
“En estudios previos en que se evaluó la quimioterapia intraperitoneal postoperatoria, los efectos secundarios y complicaciones fueron frecuentes y por lo general dieron lugar a la suspensión del tratamiento”, dijo en un correo electrónico a Medscape Noticias Médicas el autor principal, la Dra. Willemien van Driel, Ph. D., del Netherlands Cancer Institute, en Ámsterdam, Países Bajos.
“Sin embargo, no observamos ninguna diferencia en efectos secundarios o complicaciones al combinar la resección quirúrgica y la quimioterapia intraperitoneal hipertérmica en comparación con solo la resección quirúrgica, de manera que las pacientes toleran bien el procedimiento y tienen el mismo número de días de hospitalización sin ningún retraso para iniciar la quimioterapia después de la intervención quirúrgica”, añadió.
“Esto, además de una mejor sobrevida general de casi 1 año a favor del grupo tratado con quimioterapia intraperitoneal hipertérmica, son las principales ventajas de utilizar este enfoque”, observó la Dra. van Driel.
En un editorial adjunto, el Dr. David Spriggs y el Dr. Oliver Zivanovic, ambos del Memorial Sloan Kettering Cancer Center en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, dicen que los resultados del estudio actual “son ciertamente alentadores”, pero tienen reservas con respecto a cuáles elementos contribuyeron a los resultados del estudio neerlandés, y se preguntan de qué manera este enfoque podría funcionar en la atención sistemática a pacientes con cáncer de ovario que se están tratando en otros lugares.[2]
Este estudio aleatorizado es “un primer paso muy importante”, escriben, pero “no debería ser motivo para cambios en la práctica todavía”.
Detalles del estudio
El estudio fue realizado en 245 pacientes con cáncer de ovario, de la trompa de Falopio o peritoneal en etapa III, cuya enfermedad estaba por lo menos estable después de tres ciclos de quimioterapia neoadyuvante. La quimioterapia neoadyuvante consistió en carboplatino (área bajo la curva: 5 a 6 mg/ml/min) más paclitaxel (175 mg/m2).
Las pacientes recibieron tres ciclos adicionales de la misma quimioterapia después de la resección quirúrgica.
Para el estudio, las pacientes fueron asignadas de manera aleatoria para someterse a resección citorreductiva en el intervalo acompañada de quimioterapia intraperitoneal hipertérmica (n = 122), o bien, solo resección citorreductiva en el intervalo (n = 123).
Las participantes se sometieron a resección citorreductiva completa, lo que dio lugar a enfermedad no visible, o a resección citorreductiva óptima que dio lugar a uno o más tumores residuales de menos de 2,5 mm a 10 mm de diámetro.