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Una base de datos recoge más de 600 #productos sin gluten donde se valora su composición nutricional

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Según la universidad, se trata del mayor análisis comparativo respecto a su composición, tanto en ingredientes como aspecto nutricional.

La base de datos recoge más de 600 productos sin gluten donde se valora su composición nutricional
La base de datos recoge más de 600 productos sin gluten donde se valora su composición nutricional

El grupo de investigación Alimentación y nutrición en la promoción de la salud de la Universidad CEU San Pablo, de Madrid, ha elaborado una base de datos con 629 alimentos sin gluten, de base cereal, disponibles en el mercado español, que, hasta la fecha, “representa el mayor análisis comparativo respecto a su composición, tanto en ingredientes como nutricional, con datos tomados a partir del etiquetado”, dice la propia universidad.

Elena Alonso Aperte, vicedecana de la Facultad de Farmacia del CEU y directora de este grupo, explica a CF que desde hace tiempo tienen abierta una línea de investigación centrada en “la valoración del estado nutricional de distintos colectivos de población y en el análisis de valor nutricional de los productos”. Uno de esos colectivos es el de los celiacos, que según Alonso Aperte, “tiene ciertas dificultades a la hora de seguir una dieta sin gluten”, que es el único tratamiento que tiene esta enfermedad. Así, recuerda que ya hicieron un trabajo en niños, de los cuales valoraron su dieta, estado nutricional, determinaciones bioquímicas y grasa corporal. “Entonces vimos que no hay datos de la composición de los productos sin gluten y decidimos investigar e hicimos esta base de datos con más de 600 productos sin gluten de base cereal de los que investigamos su composición. Y su composición no es fácil de conocer”.

Según la experta, esta base de datos puede servir de base para la realización de otros estudios sobre celiaquía.

Elena Alonso Aperte, vicedecana de la Facultad de Farmacia del CEU.
Elena Alonso Aperte, vicedecana de la Facultad de Farmacia del CEU.

La mayoría de los 629 productos alimenticios sin gluten considerados en el trabajo, realizado durante el año 2019, se incluyeron en las categorías de galletas, tartas y dulces (36,4%), seguido de pan y productos similares (24,2%) y pasta y productos similares (14%).

En su análisis, los investigadores vieron que existe una notable falta de datos en estos alimentos acerca de su composición nutricional, principalmente de su contenido en micronutrientes, como vitaminas y minerales. Hecho que justifica la necesidad de proporcionar nuevos datos en este sentido, para completar etiquetas, tablas o bases de datos de composición de alimentos.

A juicio de Alonso Aperte, esta carencia de información “no es algo intencionado de la industria alimentaria”. La razón es de otra índole. Y es que en las bases de datos sobre composición de los alimentos elaboradas por científicos (de donde se puede extraer esta información y entre las que destacan la de Moreiras y colaboradores y la base de datos on line Bedca) no se suelen incluir los alimentos especiales, como los que no tienen gluten. “Hacer estas bases de datos es algo es muy complejo”, reconoce la vicedecana de Farmacia.

Por otra parte, recuerda que la segunda fuente de información sobre composición nutricional de los productos, es el etiquetado. La ley dice que la industria solo está obligada a declarar en el etiquetado aquellos nutrientes “más importantes y con más incidencia en la salud, como la energía, las grasas, las grasas saturadas, las proteínas, los hidratos de carbonos, azúcares y sal“. “Estos los declaran, pero el resto de componentes son voluntarios”, afirma; “además, tampoco se puede declarar todo porque sería un etiquetado muy complicado”.

Suplementación o reforzar alimentos

Para Alonso Aperte, “es prioritario proporcionar estos datos a fin de poder llevar a cabo una correcta evaluación nutricional de la población celiaca en España”. Y es que, aunque aclara que la dieta de este colectivo sigue los mismos patrones que la de colectivos sanos, los celiacos presentan mayor riesgo de deficiencia en vitamina D, calcio, magnesio, hierro y ácido fólico, de ahí la importancia de conocer qué cantidades de estos micronutrientes llevan los productos sin gluten que consumen.

La solución a estas carencias pasaría a su juicio por dos medidas: la toma de suplementos alimenticios, “siempre que haya un diagnóstico previo de esas carencias para recomendarlos y pautar la suplementación adecuada” y mejorar la composición de los alimentos, “de tal manera que se pueda mejorar la ingesta de la vitamina o mineral de interés sin necesidad de un diagnóstico previo y llegando a todos los celiacos”. “Por ejemplo -continúa- añadir ácido fólico a los alimentos es una práctica muy común en algunos países, como en Estados Unidos, donde desde 1998 es obligatorio añadir ácido fólico a los productos de base cereal, con el fin de garantizar la ingesta de ácido fólico en las embarazadas para prevenir las malformaciones congénitas del tipo defectos del tubo neural. Es una fortificación que está muy ensayada y muy segura. Por tanto, si al alimento añades una cantidad que tiene que estimarse sobre la evidencia científica de esa vitamina, que normalmente no es tanto como la suplementación, sí consigues llegar a todos los celiacos a través de los alimentos y prevenir las situaciones de riesgo”.

Calidad del perfil nutricional, a debate

Otro debate abierto es sobre la calidad del perfil nutricional de los productos sin gluten. Sobre esta cuestión el trabajo del CEU arroja que gran parte de estos alimentos mostraron contenidos muy altos de energía (33,5%), grasas (28,5%), ácidos grasos saturados (30,0%), azúcares (21,6%) y sal (28,3%). Los productos estudiados se componían principalmente de harina de arroz y/o harina de maíz, y el 90% de ellos incluían almidón de arroz añadido.

La grasa añadida más común fue el aceite de girasol (presente en un tercio de los productos), seguido de lagrasa de palma, el aceite de oliva y el cacao. Solo el 24,5% de los productos tenía la declaración nutricional sin azúcar añadido. El 56% por ciento de los productos sin gluten empleaban la sacarosa en su formulación.

No obstante, el análisis de macronutrientes reveló que el 25,4% de los productos podrían etiquetarse como fuente de fibra. Además, en comparación con el estudio realizado en 2016, empieza a apreciarse una tímida reformulación en la composición de grasas y la reducción de sal, pero un menor uso de harinas alternativas y pseudocereales, que presentan un mejor perfil nutricional.

Más oferta y variedad

Para la experta, en España la industria alimentaria ha mejorado su oferta de productos sin gluten aptos para celiacos, mejorando aspectos como la variedad y la accesibilidad, dos viejas reivindicaciones del colectivo celiaco. Según sus datos, en 2017 España fue líder en aumentar su producción de alimentos sin gluten (18,8%), en comparación con Europa occidental (13,6%) y el resto del mundo (15,4%), siendo el tercer productor mundial de este tipo de productos, después de Estados Unidos y Brasil.

Las razones de este crecimiento no se deben solo al consumo de los productos sin gluten por parte de los celiacos, condición que alcanza al 1% de la población general del mundo occidental, también es impulsado por cambios en las actitudes del consumidor hacia la salud, como la tendencia a consumir alimentos libres de.

Para la experta, hay que tener cuidado con estas modas de consumir alimentos sin gluten cuando no hay un diagnóstico de celiaquía. Y es que eso puede tener un impacto negativo en la salud y en el bolsillo del consumidor. Así, Alonso Aperte asegura que “hacer una dieta sin gluten es complicado porque hay que eliminar productos y es difícil equilibrar la dieta. Por otra parte, puede enmascarar y retrasar el diagnóstico de una celiaquía; es decir si hay una alteración intestinal y se somete a una dieta sin gluten sin que haya una recomendación médica no se va a poder diagnosticar la enfermedad celiaca. Lo mismo ocurre con los que toman productos sin latosa”. Respecto al impacto económico, recuerda que los productos sin gluten son algo más caros que sus análogos con gluten, algo que también ha criticado el colectivo de celiacos.  

Otros autores

Natalia Úbeda, codirectora del proyecto, y las profesoras Violeta Fajardo, Purificación González, Lourdes Samaniego y María Achón, junto con María Martínez completan la autoría de este trabajo

Asthme: un livre blanc présente 33 mesures pour améliorer la prise en charge

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Paris, France — Alors que l’asthme tend à être banalisé, la pneumologie française a édité un livre blanc dans lequel sont exposées 33 propositions pour améliorer la prise en charge de cette pathologie, qui touche 3 à 5 millions de personnes en France [1]. Promouvoir l’éducation thérapeutique du patient, favoriser la pratique sportive, mais aussi lutter contre l’insalubrité font partie des mesures avancées.

Le document a été élaboré en partenariat avec les ministères des Sports et de l’Ecologie. Les principaux enjeux ont été présentés lors d’une conférence de presse, organisée en amont du 25ème congrès de pneumologie de langue française (CPLF), qui aura lieu sous forme virtuelle le 29 janvier [2].

L’objectif est notamment de sensibiliser sur les particularités de l’asthme sévère, qui affecte 5 à 10% des asthmatiques. « L’asthme sévère nécessite une prise en charge spécifique par un pneumologue de manière à avoir accès à des thérapies innovantes et ciblées », a indiqué le Pr Chantal Rahérison-Semjen (CHU de Bordeaux), présidente de la Société de pneumologie de langue française (SPLF).

Autres objectifs affichés, expliquant l’implication des deux ministères:  trouver les moyens de « donner accès à une activité physique adaptée à tout patient asthmatique », notamment en milieu scolaire, et améliorer la qualité de l’air intérieur des logements, l’asthme étant considérée comme une maladie environnementale, a précisé la pneumologue.

Une pathologie marquée par les inégalités

L’appui politique s’est aussi traduit par l’engagement de la députée de Seine-Maritime, Agnès Firmin le Bodo, qui a déposé une proposition de loi dans le cadre de ce livre blanc pour lutter contre l’insalubrité liée à l’humidité. L’exposition aux moisissures, notamment chez les enfants, est considérée comme un facteur de risque d’asthme.

L’asthme reste une pathologie marquée par les inégalités. « Aujourd’hui, en fonction de l’endroit où l’on vit et des conditions environnementales, on ne peut pas avoir les mêmes chances d’évolution de la maladie asthmatique », a souligné le Pr Rahérison-Semjendans une vidéo présentant les principaux axes de proposition, publiée sur le site de la SPLF.

« Ces inégalités commencent dès l’accès aux soins : 40 % des patients suivis par leur médecin traitant n’auraient pas été orientés vers un médecin spécialiste en pneumologie ou en allergologie », notent les auteurs du document. Le recours aux urgences en cas de crise est aussi plus fréquent chez les patients plus précaires. 

« Vingt ans après le plan asthme (2002-2005), peu d’avancées ont vu le jour pour améliorer le quotidien des patients et atténuer ces inégalités. Trop souvent, on considère à tort cette maladie comme banale et sans gravité ». Pourtant, en France, on compte chaque année 60 000 hospitalisations et 200 000 passages aux urgences pour asthme. Entre 800 et 900 patients en décèdent.

Six enjeux majeurs

Le livre blanc, destiné essentiellement aux pouvoirs publics et aux parlementaires, est le fruit d’un travail collaboratif entre la Fondation du souffle, la Fédération française de pneumologie et cinq sociétés savantes, dont la SPLF, ainsi que deux associations de patients. Ils ont formé le collectif « Asthme et inégalités » pour trouver des pistes d’amélioration.

Six enjeux majeurs ont été identifiés:

  • Améliorer le parcours de soins du patient asthmatique;
  • Renforcer la lutte contre le tabagisme des patients asthmatiques;
  • Promouvoir l’éducation thérapeutique et la formation du patient;
  • Favoriser la pratique sportive et l’activité physique des patients asthmatiques et lutter contre les idées reçues;
  • Développer une culture et une connaissance de l’asthme au sein de la communauté éducative;
  • Lutter contre les facteurs environnementaux.

Chacun de ces enjeux a été associé à plusieurs mesures pour un total de 33 propositions concrètes.

Promouvoir un examen du souffle

Concernant le parcours de soins, il est notamment suggéré de « systématiser l’orientation vers un pneumologue de tout patient passant aux urgences pour une crise d’asthme », « promouvoir la réalisation systématique d’un examen du souffle » ou « systématiser l’organisation de réunions de concertation pluridisciplinaire pour l’asthme sévère, afin de faciliter l’accès aux nouvelles thérapies ».

« Un des points noirs de la prise en charge des patients asthmatiques reste le suivi après un passage aux urgences. Beaucoup trop de patients n’intègrent pas un parcours de soins et nous savons qu’ils reviendront dans les mois qui suivent », précise dans le document le Pr Dominique Valeyre (hôpital Avicenne, AP-HP, Avicennes), président de la Fédération française de pneumologie.

A propos de la mesure de la fonction respiratoire, « trop peu de patients asthmatiques » y ont accès, précise le livre blanc. Or, elle permet « d’évaluer le contrôle de l’asthme, de montrer au patient la réalité de sa maladie et l’efficacité du traitement du souffle ».

Il est donc recommandé d’effectuer ce bilan régulièrement, « soit une fois par an pour les patients contrôlés, soit une fois tous les trois mois pour les patients non contrôlés ou souffrant d’un asthme sévère ». Ce type d’examen pourrait être réalisé au sein de structures locales, comme les maisons ou les centres de santé.

Des idées reçues sur la pratique sportive

L’accès à une activité physique adaptée représente également un enjeu majeur. « L’activité physique et la réhabilitation respiratoire sont des traitements non médicamenteux très importants dans la prise en charge des maladies respiratoires chroniques », a souligné le Pr Rahérison-Semjen, au cours de la conférence de presse.

Or, les idées reçues persistent. Selon la présidente de la SPLF, « un asthmatique doit pouvoir pratiquer le sport comme les autres, sans limitation quel que soit son niveau socio-économique. Malheureusement, nous entendons encore trop souvent aujourd’hui que les enfants asthmatiques ne peuvent pas faire de sport. »Un asthmatique doit pouvoir pratiquer le sport comme les autres, sans limitation quel que soit son niveau socio-économique. Pr Dominique Valeyre

Pour améliorer l’accès au sport, notamment en milieu scolaire, il est envisagé de mettre en place, en collaboration avec le ministère des Sports, une formation spécifique sur la pratique sportive chez les patients asthmatiques, mais aussi sur les fondamentaux concernant la maladie (traitement, prise en charge des crises…) pour « toute personne du milieu éducatif », a indiqué le Pr Rahérison-Semjen.

Former le personnel éducatif

« Nous allons poursuivre le travail pour que le personnel et la communauté éducative soit formé et accompagné, afin que les jeunes qui souffrent d’asthme puissent se voir proposer une activité physique adaptée et qu’ils ne se détournent pas de celle-ci de manière systématique », a affirmée Christèle Gautier, du ministère des Sports, lors d’une web-conférence de septembre dernier.

Le comité propose, par ailleurs, d’ « encourager les fédérations sportives à mettre en place un accueil adapté aux personnes asthmatiques », à l’image de DiabetAction, qui accompagne les patients diabétiques dans la pratique d’une activité physique. Il est aussi suggéré de développer un cours en ligne pour les encadrants sportifs, portant notamment sur la prévention des crises.

Autre proposition : « instaurer le remboursement de l’activité physique adaptée pour les patients asthmatiques les plus sévères ». Une mesure qui inciterait les médecins traitants à prescrire plus facilement une activité sportive.

Renforcer le recours au CMEI

Enfin, concernant l’aspect environnemental de la pathologie, le comité demande de « prendre des mesures concrètes, ambitieuses et efficaces contre la pollution pour réduire l’incidence de l’asthme et de l’asthme sévère ».

Il est notamment suggéré de soutenir les conseillers médicaux en environnement intérieur (CMEI), chargés d’enquêter au domicile du patient sur prescription médicale, afin de « mettre en œuvre des mesures pour l’éviction des allergènes (…) et des polluants domestiques », en vue d’améliorer l’habitat. Une intervention qui n’est pas encore intégrée dans la prise en charge.

Ce soutien peut être financier, avec un remboursement par l’Assurance maladie des visites à domicile prescrites par un médecin. Il est aussi proposé de doter ces spécialistes d’un statut « rendant obligatoire leur consultation ».

Des postes de CMEI avaient été promis lors du Grenelle de l’environnement de 2007, a précisé le Pr Rahérison-Semjen. « Malheureusement la promesse n’a pas été tenue. Nous a vraiment besoin de ces postes: avec un bon diagnostic de la qualité de l’air intérieur, on améliore le contrôle de l’asthme et la santé des patients. »

Actualités Medscape © 2021 WebMD, LLC

Citer cet article: Asthme: un livre blanc présente 33 mesures pour améliorer la prise en charge – Medscape – 27 janv 2021.

#Covid-19: La vacunación a #embarazadas debe valorarse caso por caso, según los médicos

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Facme apunta que la vacuna de Pfizer no está contraindicada ni para mujeres embarazadas, ni para alérgicos o enfermos anticoagulados.

Una joven vacunándose de la gripe (Jaume Cosialls)
Una joven vacunándose de la gripe (Jaume Cosialls)

La Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme) ha publicado tres documentos con recomendaciones sobre la vacunación de pacientes anticoagulados o con trastornos de la coagulación, pacientes alérgicos y embarazadas que se pueden consultar en el siguiente enlace.

Este trabajo, que se irá ampliando a otros grupos de riesgo o de condiciones especiales próximamente, ha sido desarrollado en el seno del Grupo de Vacunación del Consejo Asesor de Facme contando en cada caso con las sociedades miembro con mayor conocimiento en el tema.

El los tres casos, la federación apunta que actualmente no hay una contraindicación oficial, si bien los médicos hacen una serie de puntualizaciones, fundamentalmente en embarazadas. En este caso, descarta su vacunación generalizada

Precauciones en embarazadas

La vacunación es posible en embarazadas puesto que no hay contraindicación, aunque Facme recuerda que debe ser “una decisión voluntaria e informada de la embarazada en función de su propio balance beneficio-riesgo individual”.

Hay que recordar que las embarazadas presentan riesgo mayor de Covid-19 grave, ingreso en UCI, necesidad de ventilación mecánica y muerte que la población general, aunque el riesgo absoluto permanece bajo.

Además, podrían tener un riesgo incrementado de efectos adversos relacionados con la gestación, como el parto pretérmino. También debe valorarse la coexistencia de otros factores de riesgo que podrían ser tenidos en cuenta en la decisión de vacunación, tales como: obesidad, tabaquismo, diabetes, HTA, inmunodepresión… 

El riesgo asociado a la exposición en el puesto de trabajo también debe considerarse, aunque la primera medida preventiva debe ser siempre la adaptación del puesto de trabajo.

En cuanto a los riesgos de la vacunación, existe limitada experiencia de uso en mujeres embarazadas. Los estudios en animales no indican efectos dañinos directos o indirectos con respecto al embarazo, desarrollo embrionario / fetal, parto o desarrollo posnatal, aunque no hay datos disponibles sobre la posible transferencia placentaria de la vacuna.

Además, parece improbable que los componentes de la vacuna supongan un riesgo para la gestante o el feto (el mRNA es rápidamente degradado en el interior celular y no se trata de una vacuna con virus vivos).

A la espera de la obtención de más datos y en base al principio de precaución, Facme apunta que “no debe proponerse la vacunación generalizada a las mujeres embarazadas en esta primera etapa de la estrategia de vacunación”. A medida que se disponga de más información en cuanto a seguridad y eficacia, se irán modificando las recomendaciones.

Puede administrarse la vacuna solo a una paciente embarazada que por sus condiciones concomitantes tuviera un riesgo individual de complicaciones por COVID-19 muy elevado, tras decisión voluntaria e informada de la embarazada en función de su propio balance beneficio-riesgo individual.

Respecto a aquellas mujeres que quieran quedarse embarazadas, los médicos recomiendan por precaución “evitar el embarazo hasta transcurrido 1 mes tras la segunda dosis, en línea con las recomendaciones de las vacunas atenuadas”.

Según la ficha técnica, “los estudios en animales no mostraron efectos dañinos directos o indirectos con respecto a la toxicidad reproductiva. Aunque no se espera que los componentes de la vacuna tengan potencial genotóxico (el mRNA es rápidamente degradado en el interior celular y no tiene riesgo de inserción mutagénica en nuestro DNA), no existen aún datos de estudios de genotoxicidad ni carcinogenicidad”.

Pero, en principio, no se debe recomendar la interrupción del embarazo tras una vacunación inadvertida. Si una mujer confirma que está embarazada después de haber iniciado la vacunación, debe esperarse a terminar el embarazo antes de finalizar el ciclo de vacunación. En los casos en que se produzca la vacunación total o parcial inadvertida de una mujer embarazada, debe documentarse el caso y seguir los posibles efectos en el embarazo y el neonato.

Pacientes anticoagulados o con trastornos de la coagulación

La vía de administración intramuscular de las vacunas contra la covid-19 “no supone una contraindicación en pacientes anticoagulados ni con trastornos de la coagulación”.
Sin embargo, se recomiendan diferentes precauciones con determinados tratamientos, según la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasias.

Por ejemplo, los pacientes anticoagulados con fármacos antagonistas de la vitamina K (acenocumarol o warfarina) deberían tener un INR dentro del rango terapéutico en un control reciente, “no debiendo suspender el tratamiento previo a la administración de la vacuna”.

Los pacientes que siguen tratamiento con anticoagulantes orales de acción directa (ACOD) o heparinas de bajo peso molecular (HBPM) tampoco precisan suspender el tratamiento antes de ser inmunizados, aunque puntualizan que “se debe evitar la administración de la vacuna en las horas próximas al pico máximo de concentración del anticoagulante en plasma”.

En ambos casos, se recomienda la administración de la vacuna con aguja fina (no más de 23 G) y presionar la zona de punción (sin frotar) al menos 3 minutos.

En pacientes con coagulopatías congénitas (hemofilia) o trombopatías, el hematólogo deberá dar las indicaciones específicas antes de administrar la vacuna.

En pacientes con trombopenia persistente, se recomienda también una valoración individualizada previa por el hematólogo si el recuento de plaquetas es <30.000/mm3.

Si es de entre 30-50.000 plaquetas/mm3, se recomienda comprimir la zona de punción (sin frotar) durante al menos 3 minutos, también con aguja fina. A partir de un nivel de plaquetas por encima de las 50.000/mm3 no se precisan medidas especiales.

Personas alérgicas

En el caso de las personas alérgicas, Facme recuerda la vacuna de Pfizer sólo está formalmente contraindicada en aquellos que han sufrido reacciones alérgicas previas a sus componentes, a destacar en ese caso el polietilenglicol o PEG (esta vacuna no contiene trazas de huevo ni antibióticos)”.

Por tanto, “no se debe generalizar y excluir de la vacunación a todas aquellas personas que han tenido reacciones graves con medicamentos y/o alimentos. La mayoría de esta población se puede vacunar”.

En cualquier caso, “es necesario disponer de medicación para el tratamiento de una reacción alérgica en el lugar de administración y se debe garantizar una vigilancia al paciente tras haber recibido la vacuna, durante un periodo de tiempo adecuado”, recomendando como estándar unos 30 minutos en caso de antecedentes de reacciones leves.

En el caso de reacciones graves a alimentos, látex, venenos, alérgenos ambientales, medicamentos, otras vacunas o bien antecedentes de mastocitosis, síndrome de activación mastocitaria y anafilaxia idiopática, se recomienda evaluar el riesgo, incluido el de posponer la vacunación, y observar durante 45 minutos si la persona ya ha sido vacunada.

Antihistamine Prescribing for AD Varies by Specialty

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Dermatologists are more likely than are nondermatologists to follow practice guidelines when prescribing antihistamines to treat pruritus associated with atopic dermatitis (AD), according to an analysis of a national database.

The American Academy of Dermatology’s guidelines on AD management recommend against using antihistamines, particularly the nonsedating variety, to treat pruritus, but “sedating antihistamines may still be used to help alleviate negative impacts on sleep … particularly in pediatric populations,” Swati Garg, BA, and associates at Northwestern University, Chicago, wrote in Pediatric Dermatology.

Dermatologists were more likely to prescribe sedating than nonsedating antihistamines (0.68 vs. 0.32) for patients with AD, but the reverse applied to nondermatologists, whose antihistamine distribution was 0.23 sedating and 0.77 nonsedating, based on 2011-2016 data from the National Ambulatory Medical Care Survey.

The numbers were similar for new antihistamine prescriptions, with sedating/nonsedating proportions of 0.60/0.40 for dermatologists and 0.24/0.76 for nondermatologists. Addition of guideline-recommended drugs such as topical corticosteroids and calcineurin inhibitors to the AD equation did not change the result, as dermatologists again showed a preference for sedating antihistamines, compared with nondermatologists, the investigators said.

The data also showed that Black patients with AD were more likely than were White patients to receive prescriptions for first-generation antihistamines and for therapies recommended by the AAD guidelines, and that patients under 21 years received more sedating antihistamines than did patients over age 21, they reported.

The age disparity “may be due to patient preference, as sedation effects may be less desirable to adult patients,” the investigators noted.

SOURCE: Garg S et al. Pediatr Dermatol. 2020 Nov 27. doi: 10.1111/pde.14445.

This article originally appeared on MDedge.com, part of the Medscape Professional Network.

Medscape Medical News © 2020 WebMD, LLC

Cite this: Antihistamine Prescribing for AD Varies by Specialty – Medscape – Dec 15, 2020.

Qué se puede esperar de los test de sensibilidades alimentarias

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La OCU arremete contra estas pruebas que en farmacia se dispensan bajo prescripción médica. En el mostrador hay que informar de que sus resultados son preliminares.

Algunas de las pruebas de sensibilidades se centran en la detección de la intolerancia al gluten.
Algunas de las pruebas de sensibilidades se centran en la detección de la intolerancia al gluten.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) se ha posicionado en contra de los test de inmunoglobulinas tipo G (IgG) para identificar sensibilidades alimentarias, “que comercializan distintas aseguradoras de salud, laboratorios y hospitales privados por entre 50 y 225 euros según el número de alimentos que se deseen analizar”.

Como recuerda esta organización, estas pruebas se realizan a partir de una pequeña muestra de sangre y tienen como objetivo detectar la presencia de inmunoglobulinas tipo G (IgG) específicas frente a diferentes tipos de alimentos. Sin embargo, la OCU dice, basándose en argumentos de expertos en Inmunología y Nutrición, que “la presencia de IgG frente a ciertos alérgenos alimentarios es un indicador de tolerancia del organismo frente a los alimentos a los que cada persona se ha expuesto a lo largo de su vida. De ningún modo indican intolerancia, sensibilización o reacción alérgica frente a dichos alimentos. Es más, las inmunoglobulinas relacionadas con las alergias son otras: las de tipo E (IgE)“.

Mª del Carmen Lozano, vocal de Alimentación del COF de Madrid, asegura que estos test tienen una fiabilidad muy reducida, de solo un 70%, y los resultados que arrojan no son definitivosm pues los médicos hacen otras pruebas complementarias para tener un diagnóstico fiable.

Otra cosa distinta son las pruebas que analizan la IgE, “cien por cien fiables”, como confirma la vocal de Alimentación. En estos casos son estudios que se hacen en laboratorios clínicos y son estudios genéticos en profundidad que emplean los médicos para el diagnótico de intolerancias y alergias alimentarias, como puede ser al gluten”.

En su comunicado la OCU hace una serie de reivindicaciones al Ministerio de Sanidad, entre ellas, “que investigue si los citados test cumplen los requisitos legales para su comercialización, puesta en servicio y utilización por el público general; si cumplen con las garantías sanitarias para no comprometer la seguridad ni la salud de los pacientes, y si es lícito realizar publicidad de los mismos o forman parte de la prohibición que recoge el artículo 25.8 del citado Real Decreto.

Sobre estas peticiones, la farmacéutica aclara que estas pruebas se enmarcan dentro del Real Decreto de Pruebas de Autodiagnóstico donde se regulan los requisitos de comercialización y garantías de seguridad y, por tanto, sostiene que sí las cumplen. Asimismo, constata que también se puede hacer publicidad.

En cuanto a su dispensación en las farmacias, la vocal recuerda que, efectivamente, se venden pero siempre bajo prescripción médica. El paciente recoge una muestra de sangre que el farmacéutico envía al laboratorio, que es quien hace el análisis. Una vez se obtienen los resultados, el laboratorio lo manda a la farmacia y lo comunica al paciente. “Es aquí donde podemos ejercer una labor de asesoramiento e insistir en que no son resultados definitivos y que tiene que volver al médico para que los valore y ver qué otras pruebas hacer”.

Por otra parte la vocal advierte que estos test de autodiagnóstico se emplean la intolerancia al gluten o a la lactosa, y para la alergia a la proteína láctea, pero en este último caso, no dice a qué tipo de proteína láctea se puede ser alérgico, ya que hay de muchos tipos, como por ejemplo, la caseina o la lactoferrina; por tanto, hay que especificar más, ya que eso significa que la persona puede tomar una serie de alimentos u otro. La alergia es algo muy serio. Por eso es necesario un estudio más profundo”. 

Intolerancia a la lactosa: no retirar los lácteos sin supervisión

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Dejar de tomar leche o sus derivados sin tener un diagnóstico profesional puede provocar una carencia de calcio y vitaminas necesarios para un buen desarrollo del organismo.

La lactosa, además de en la leche, puede estar en productos industriales como salchichas, salsas y patés.
La lactosa, además de en la leche, puede estar en productos industriales como salchichas, salsas y patés.

¿El intolerante a la lactosa nace o se hace? ¿Se puede dejar de ser intolerante a la lactosa? ¿Retirar los lácteos es el único tratamiento efectivo? A estos interrogantes ha respondido Marta Goñi, experta del Departamento Científico de Cinfa, quien recuerda que lo habitual es nacer sin intolerancia a la lactosa. “Únicamente en el caso de déficit congénito de lactasa (alteración genética extremadamente rara presente desde el nacimiento) se manifiesta en bebés. Lo más frecuente es presentar deficiencia primaria de lactasa. Esta deficiencia es una condición ancestral de los humanos y de todos los mamíferos”. 

La experta explica que en las sociedades que no consumen lácteos, “la producción de lactasa habitualmente desciende alrededor de un 90% durante los primeros cuatro años de vida, si bien esa regulación decreciente no necesariamente implica que aparezca una mala digestión de la lactosa ni una manifestación de la sintomatología.  En cambio, en poblaciones en las que el consumo de leche y productos lácteos ha sido habitual durante años, se observa que se mantienen concentraciones suficientes de lactasa, que permiten mantener una correcta absorción de la lactosa”.

Eliminar los lácteos de la dieta de quienes tienen esta afección no siempre es el único tratamiento, puesto que, como apunta la portavoz de Cinfa,  “todo dependerá del grado de intolerancia”. Así, en función de la sensibilidad, “habrá que excluir parcial o totalmente de la dieta los lácteos y productos que contengan lactosa”. Sin embargo, señala que existen productos sin lactosa, “que pueden hacer más llevadera esa supresión”. 

Asimismo menciona los complementos nutricionales de lactasa, “que ayudan a digerir la lactosa cuando se acude a celebraciones o se come fuera de casa”.  

Pero también hace una advertencia: “No dejar de tomar lácteos sin supervisión médica, ya que puede provocar una carencia de calcio y algunas vitaminas, proteínas y ácidos grasos indispensables sobre todo en las etapas de crecimiento”.

No al autodiagnóstico 

Por tanto, antes de tomar cualquier medida es necesario contar con un diagnóstico, que no autodiagnóstico. “Se puede sospechar que una persona padece intolerancia a la lactosa mediante el reconocimiento de los síntomas y su relación con la toma de leche o derivados”. Entre ellos, los más comunes son dolor e hinchazón abdominal y diarrea.

“Son molestias que suelen estar presentes en otras patologías digestivas, como celiaquía, alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV), enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa o el síndrome del intestino irritable”, aclara Goñi.

E insiste en que, “como pacientes, es fundamental no autodiagnosticarnos, sino consultar al médico o farmacéutico ante la sospecha sintomática para descartar otros problemas digestivos y que se pueda confirmar el diagnóstico mediante las pruebas de absorción de lactosa, que deberán ser realizadas por un profesional especializado”. 

En cuanto a la actuación del farmacéutico, Goñi afirma que debe estar atento a ciertos signos de alarma.

En el caso de la población pediátrica, que el niño no crezca ni gane peso o si los síntomas que ya presentaba (diarrea, hinchazón abdominal…) empeoran o no mejoran a pesar del tratamiento con una dieta estricta sin lactosa. También si muestra nuevos síntomas, como fiebre, sangre en las deposiciones… “Si la respuesta a cualquiera de estas cuestiones es afirmativa, deberá recomendar que consulte a su médico para descartar otras patologías”.

Por otra parte, subraya que el farmacéutico puede realizar una serie de preguntas al paciente con sospecha de intolerancia a la lactosa: ¿qué síntomas digestivos presenta? ¿Cuándo se manifiestan? ¿Cuándo remiten? ¿La sintomatología empeora al consumir grandes cantidades de lácteos o productos con lactosa o aparece también tras tomar pequeñas cantidades? ¿Le ocurre al tomar todo tipo de lácteos o las molestias no aparecen o son menores al consumir solo los fermentados o curados? “En base a las respuestas, si los síntomas del paciente son los característicos de la intolerancia a la lactosa y se manifiestan entre treinta minutos y dos horas después de la ingesta de lácteos y desaparecen unas horas después, el farmacéutico podrá recomendar que pruebe a consumir productos sin lactosa y/o complementos nutricionales de lactasa para comprobar si los síntomas remiten. No obstante, lo recomendable siempre es que acuda al médico“.

Tome nota

  • Además de en la leche, la lactosa puede estar en productos industriales (salchichas, patés, salsas…).
  • Precaución con los azúcares y las grasas de la leche, el lactitol, el cuajo y el suero lácteo o en polvo.
  •  Los sin lactosa  pueden hacer más llevadera la necesidad de excluir los lácteos de la dieta.
  • Se debe añadir a la dieta habitual alimentos ricos en calcio, vitamina D, riboflavina y proteínas.
  • Existen soluciones nutricionales con lactasa para facilitar la digestión de los intolerantes a la lactosa.
  • Alrededor del 20% de los fármacos con receta y muchos de los de venta libre tienen lactosa. 

Asma, COVID-19 y servicios de alergología en España: prueba superada con buena nota

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MADRID, ESP. La irrupción del SARS-CoV-2 en los servicios de alergología de los hospitales españoles supuso una experiencia intensa y extenuante, pero a la vez dejó evidencias muy interesantes, imponiendo cambios y estrategias que han demostrado ser muy positivas en la gestión de estas enfermedades. Asimismo, puso al descubierto “sorpresas” inesperadas, como el impacto real de la pandemia en los pacientes con asma, muy distinto al previsto inicialmente.

Todos estos factores fueron analizados y comentados en el contexto del 32º Congreso Nacional de la SEAIC 2020, celebrado de forma virtual del 3 al 5 de noviembre.

Los participantes en este foro destacaron que de forma similar a lo ocurrido en otras especialidades, la primera ola de la pandemia alteró por completo el funcionamiento de los servicios de alergología y obligó a readaptarse en tiempo récord, la mayoría de las veces sobre la marcha. Todos coincidieron al identificar cuáles fueron los dos aspectos en los que más se “resintieron” estas unidades: la recolocación de sus profesionales en otros servicios y la adopción de modalidades alternativas para atender a sus pacientes.

Dr. Juan Fraj

En este sentido, el Dr. Juan Fraj, alergólogo del Hospital Lozano Blesa, de Zaragoza, y coordinador del comité científico del congreso, comentó a Medscape en español que “una parte significativa de las plantillas de estos servicios, fundamentalmente los profesionales más jóvenes, adjuntos y residentes (en los que el riesgo de adquirir formas graves de COVID-19 es menor) fueron automáticamente retirados de su labor asistencial alergológica y dirigidos al nuevo cometido de asistencia a enfermos de coronavirus en los servicios de medicina interna, neumología y urgencias”.

Así, según se comentó durante el congreso, un tercio de los alergólogos tuvo presencia en las plantas COVID-19 y 97% recibió formación específica para hacer frente a esta situación. Sin embargo, y a pesar de estos reajustes, los pacientes con asma y alergia acusaron las consecuencias de la crisis sanitaria de forma más o menos favorable: “Aunque la atención presencial quedó restringida o limitada, la mayoría de los servicios de alergología permaneció abierta a través de fórmulas como la telemedicina, de forma que logramos mantener la atención asistencial, gracias en gran medida a los protocolos creados en base al Documento de Recomendaciones para alergólogos ante Crisis sanitaria COVID-19, por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica”, comentó Belén de la Hoz, alergóloga del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y coordinadora del comité científico del congreso, que destacó también el papel de la coordinación entre las distintas especialidades y el uso de herramientas, como la historia clínica electrónica.[1]

Dr. Antonio Valero

Por su parte, el Dr. Antonio Valero, presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, describió a Medscape en español algunas peculiaridades a las que tuvieron que enfrentarse tanto los pacientes como los especialistas, y la forma en la que se reorganizaron estos servicios: “Uno de los primeros aspectos asistenciales que hubo que readaptar fue sustituir las visitas presenciales por la atención telefónica. Asimismo, en la mayoría de los centros se suprimieron las primeras consultas, ya que estas difícilmente se pueden hacer de forma adecuada por vía presencial. Se produjeron retrasos en muchos aspectos y hubo que priorizar a aquellos pacientes que por su condición precisaban de una visita presencial; pero de una forma u otra, el objetivo fue no dejar sin atención a ninguno de ellos”.

El Dr. Valero hizo hincapié en la situación que se produjo en el momento en el que casi 40% de los alergólogos tuvo que pasar a la atención de pacientes COVID-19, tanto en sala como en urgencias, “a lo que hay que unir el hecho de que 20% de ellos se contagió, precisando en algunos casos (2%) ingreso hospitalario”.

Autoadministración domiciliaria: opción ganadora

El documento de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica se refiere a la administración de los fármacos, dejando a criterio del alergólogo prescriptor (y atendiendo a las necesidades terapéuticas del paciente) retrasar o no la dosis, así como considerar la posibilidad de facilitar la dispensación del fármaco para que el paciente pudiera autoadministrárselo en su domicilio como opción para no interrumpir el tratamiento y evitar en lo posible visitas innecesarias a los centros sanitarios.

En el caso concreto de los pacientes en tratamiento con fármacos biológicos, y debido al riesgo de reagudización o empeoramiento grave asociado a la suspensión de la terapia, en un primer momento se establecieron programas que garantizaban la continuidad asistencial de estos fármacos en los centros de atención primaria. Sin embargo, Mar Riaño, alergóloga del Hospital Puerta de Hierro, de Madrid, señaló:

“La situación sanitaria provocada por la pandemia hizo que estos centros no pudieran en muchos casos asumir esta función, de ahí que se planteara la autoadministración domiciliaria en los pacientes que eran candidatos a esta opción”.

“Este proceso comenzaba en los servicios de alergia donde el personal de enfermería enseñaba a los pacientes la técnica de la autoadministración, bien a través de jeringa precargada o de pluma autoinyectable, además de implementarse canales de comunicación como llamadas telefónicas o correo electrónico”, agregó.

Al respecto, el Dr. Valero destacó la actitud proactiva y comprometida que ha caracterizado a estos pacientes, quienes se adaptaron rápidamente a la nueva situación, “teniendo muchos de ellos (como los que padecen asma grave y reciben tratamientos biológicos) que aprender de forma exprés a autoadministrarse el tratamiento que desde el hospital se les dispensaba para 2 – 3 meses, y que les ha permitido tener controlada su patología durante este tiempo. En el caso de aquellos afectados de alergias respiratorias, cuyo tratamiento se basa en vacunas alergénicas, tuvieron que suspender la terapia debido a la dificultad/imposibilidad de acudir a los centros de salud o a los hospitales. En estos casos ha habido que reiniciar las terapias administradas por vía subcutánea”.

Pacientes con asma: “sorpresa” paradigmática

En el marco del congreso se presentaron los primeros datos de un estudio llevado a cabo en el Hospital Universitario de Badajoz y la Universidad de Extremadura, según los cuales la población con alergia y asma no padece mayor riesgo de contagiarse de SARS-CoV-2 ni de sufrir evolución grave por coronavirus.[2]https://0f0293bece87fccda6fa28111d3c0593.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.html

“Tras la revisión de algunos estudios se ha determinado que pese a que la infección por COVID-19 grave se asocia principalmente con enfermedad respiratoria y pocos signos extrapulmonares, se observa baja tasa de comorbilidades respiratorias preexistentes asociadas”, comentó el Dr. Fraj.

En cierto modo estas evidencias contradicen las expectativas que en los primeros momentos se tuvieron sobre el impacto que la infección podría tener en tales pacientes, especialmente en quienes tienen asma, entre estos, los diagnosticados de asma grave.

“Es cierto que al inicio de la pandemia tanto médicos como pacientes creímos que el asma, como otras muchas enfermedades crónicas en general y respiratorias en particular, iban a ser un claro grupo de riesgo para el desarrollo de las formas más graves de COVID-19 y de muerte por esta enfermedad. Sin embargo, con el paso del tiempo y con la publicación de numerosos estudios (chinos, iraníes, italianos, británicos, etc.) se demostró que no era así. Y efectivamente, esa es la percepción que tenemos actualmente los médicos que tratamos a estos pacientes. Es más, parece que los corticoesteroides inhalados utilizados en el tratamiento estándar de los pacientes con asma puede ser un factor de protección”, destacó el Dr. Fraj.

El Dr. Valero hizo hincapié en el hecho de que contra todo pronóstico, en general los pacientes con asma no han sufrido la COVID-19 con mayor frecuencia o más intensidad que el resto de la población. “La sospecha lógica era que si se tenía una patología respiratoria como esta, al afectar el SARS-CoV-2 principalmente a las vías respiratorias el pronóstico sería peor en estos pacientes”.

“Pero ya desde los primeros momentos de la pandemia se observaron dos cuestiones importantes en los pacientes alérgicos en general: por un lado, que no presentaban mayor frecuencia de contagio, y por otro, que cuando contraían la infección sus síntomas no eran más graves que los del resto de la población”, puntualizó.

En el caso concreto de los pacientes con asma grave, el Dr. Valero explicó que “la hipótesis era prever mayor gravedad, sobre todo teniendo en cuenta que presentan exacerbaciones que a su vez pueden estar causadas por virus, de ahí que se esperara que en caso de contagiarse su asma empeoraría y tendrían una crisis, pero no ha sido así”.https://0f0293bece87fccda6fa28111d3c0593.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.html

“Hemos podido comprobar que los pacientes con asma grave no controlada que reciben tratamiento biológico no han presentado exacerbaciones, y entre ellos el porcentaje de contagios ha sido de 5% – 6%, muy similar al de la media de la población (en torno a 5%). Además, cuando se han contagiado no han padecido crisis, los síntomas han sido generalmente leves y muy pocos han necesitado ingreso hospitalario”, añadió.

Como señaló el presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, esta evidencia ha puesto sobre la mesa las posibles razones que pueden explicar tal afectación “positiva”: “La cuestión es si esto se debe al tratamiento que siguen los pacientes, a la acción del virus o a otros factores implicados. En cuanto al virus, parece que solo afecta a los alveolos más que a la propia mucosa bronquial, produciendo neumonías y comportándose de forma distinta a los virus que habitualmente desencadenan una exacerbación”.

En cuanto al efecto protector del tratamiento, el Dr. Valero indicó que es algo que se desconoce, aunque hay datos que sugieren que al menos no les ha perjudicado, y que es posible que incluso haya favorecido una afectación menos grave al contagiarse. “Y en torno a esto hay otra disyuntiva respecto a cuál de las dos terapias utilizadas (biológicos o corticoesteroides inhalados) ha podido ejercer mayor efecto protector. A todo ello hay que unir un tercer elemento: el comportamiento de estos pacientes ante las pautas para evitar el contagio”.

“La mayoría ha respetado el confinamiento de forma excelente y ha extremado las medidas de protección, como el uso de mascarillas. Seguramente todos estos factores habrán influido en mayor o menor medida, pero la realidad es que a pesar de tener su órgano respiratorio previamente afectado, estos pacientes no se han infectado más, no han tenido más crisis y han manejado de forma satisfactoria los cambios que ha supuesto la crisis sanitaria en su atención y tratamiento”.

Las “otras” manifestaciones cutáneas de la COVID-19

Otro tema relevante fue el análisis de las manifestaciones cutáneas de la COVID-19, poniendo en común los últimos hallazgos al respecto, según los cuales estas lesiones pueden clasificarse como áreas acras de eritema con vesículas o pústulas, pseudo-chilblains (19%), otras erupciones vesiculares (9%), lesiones urticariales (19%), erupciones maculopapulares (47%) y livedo o necrosis (6%).

“Algo que hemos aprendido de este virus es que puede manifestarse en cualquier área corporal y de cualquier forma, y una de esas formas es en la piel, lo que plantea el reto de diferenciar cuáles son las manifestaciones clínicas cutáneas propias del virus, que no se presentan en todos los pacientes, que pueden a su vez ser muy variadas y que son aproximadamente 80% – 85% de los casos, y cuáles (entre 15% y 20% ) pueden asociarse a reacción cutánea secundaria, alérgica o no, vinculada a los fármacos empleados para tratar la infección por coronavirus. En este sentido hemos observado que en general los fármacos incluidos en el tratamiento de la COVID-19 más implicados en estas reacciones cutáneas son hidroxicloroquina y azitromicina”, explicó el Dr. Valero.

Por su parte, Belén de la Hoz apuntó que “actualmente no se conoce la causa última de estas manifestaciones cutáneas que acompañan a la infección por coronavirus, pero en un estudio recientemente publicado, realizado en el Hospital Universitario Ramón y Cajal, se constata la necesidad de descartar que alguna de estas lesiones sean reacciones alérgicas frente a un fármaco de los muchos que se han utilizado para el tratamiento de la enfermedad.[3] En este sentido, el papel del alergólogo es fundamental para determinar adecuadamente la causa de estas manifestaciones cutáneas”.

Aprendizajes pandémicos y reajustes del “día después”

Respecto a las lecciones aprendidas de la forma en la que la alergología tuvo que hacer frente a la primera ola, el Dr. Fraj señaló que en principio son las mismas que en el resto de las especialidades y sanitarios: distancia social en la consulta, ventilación constante, medidas de protección.https://0f0293bece87fccda6fa28111d3c0593.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.html

“Más específicamente, en nuestros servicios hemos aprendido a usar las barreras mecánicas trasparentes que separen al paciente del personal de enfermería cuando se hacen pruebas cutáneas: el uso de filtros antivirus en los espirómetros, hacer maniobras de espirometría forzada hacia una ventana abierta, desinfectar el cubículo cada vez que un paciente ha estado sometiéndose a una espirometría y aplicar la pauta de limitación máxima de procedimientos que conlleven la generación de aerosoles (metacolina bronquial). Otra medida importante ha sido limitar al máximo el número de acompañantes con el objetivo de no masificar las salas de espera”.

Para el Dr. Valero, uno de los aprendizajes más importantes extraídos de la primera ola es que la modalidad de atención mediante la telemedicina ha llegado para quedarse: “La visita telemática nos ha permitido ser muy resolutivos, pero deberíamos hacer esfuerzos para mejorarla, de forma que no sea solo telefónica, sino que adopte formas más visuales que permitan crear mayor empatía entre médicos y pacientes”.

El “efecto colateral” de la irrupción de esta modalidad es que actualmente se las visitas se realizan de forma compartida, “esto es, tanto telefónicamente como de manera presencial, y estructuradas en base a las nuevas medidas de actuación implantadas, que incluyen tanto la protección personal del paciente y del sanitario como las pautas de higiene y distanciamiento social, especialmente en las salas de espera, que fueron un factor de contagio importante durante la primera fase de la pandemia”, afirmó el Dr. Valero.

Asimismo, el especialista se refirió también al cansancio que están acusando tanto los pacientes como los sanitarios: “Durante la primera ola nuestros pacientes entendieron perfectamente la situación y se adaptaron a ella, pero la situación actual, caracterizada por alteración constante (en función de las medidas cambiantes y de la variabilidad que hay al respecto entre unas comunidades autónomas y otras) de la forma de asistir a la consulta o recibir el tratamiento, las dificultades para acceder a los centros sanitarios o la reticencia de algunos pacientes a ser atendidos telefónicamente, están condicionando y complicando tanto nuestra labor asistencial como la vida de nuestros pacientes”.

Por su parte, el Dr. Fraj comentó que en el caso concreto de su servicio, desde el pasado mes de junio se está haciendo un trabajo presencial prácticamente normal, salvo excepciones, y que en general no se han alterado los diagnósticos de los nuevos pacientes y no se ha modificado el cumplimiento de los tratamientos, “si bien es cierto que nos vemos muy limitados a la hora de proceder a ciertas herramientas diagnósticas (espirometrías, metacolinas)”.

Además de este profundo análisis de la repercusión de la infección por coronavirus en pacientes con asma y patologías alérgicas, en las dos jornadas de este congreso se abordaron otros temas, como los principales avances en el tratamiento del asma grave, las novedades respecto a los mecanismos inmunológicos de acción de la inmunoterapia específica con alergenos para el tratamiento de la alergia respiratoria, los retos que plantea la desensibilización a fármacos o las causas implicadas en el aumento de los casos de alergias alimentarias que se está observando entre la población española.

Los doctores Valero y Fraj han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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Cualesquiera puntos de vista expresados antes son del propio autor y no necesariamente reflejan los puntos de vista de WebMd o Medscape.

Citar este artículo: Asma, COVID-19 y servicios de alergología en España: prueba superada con buena nota – Medscape – 25 de nov de 2020.

#Las #personas alérgicas no tienen mayor #riesgo de contraer el coronavirus

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La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) ha informado de que los pacientes alérgicos no tienen más riesgo de contraer el coronavirus que la población general. “Los datos que tenemos por el momento sobre la enfermedad no parecen indicar que ser alérgico conlleve mayor riesgo de contraer la infección por coronavirus. De hecho, el sistema inmunitario de una persona alérgica funciona como el de una persona no alérgica con respecto a su función de defensa frente a microorganismos”, asegura.

Los síntomas descritos para el COVID-19 son fiebre, dolor de cabeza y fatiga, acompañados de tos seca y sequedad y, en muchos casos, de disnea. Estos síntomas se comparten con algunas patologías alérgicas por lo que, para no saturar los servicios de salud y evitar nuevos contagios, los alergólogos han explicado cómo afecta el coronavirus a los pacientes alérgicos e instan a seguir las recomendaciones generales del Ministerio de Sanidad.

En el resfriado, los síntomas pueden iniciarse como los de una rinitis: con congestión nasal, agüilla nasal, a veces, estornudos y en algunos casos febrícula. Sin embargo, si se tratase de una rinitis, el paciente experimentaría picor nasal y a veces de ojos, estornudos repetidos, destilación nasal acuosa y congestión nasal de instrucción más o menos brusca y ausencia de fiebre.

“No debemos confundir los síntomas de alergia, catarro y los conocidos del coronavirus. Lo que nos debe hacer sospechar que es alergia, sobre todo si es debida a pólenes, es que los síntomas se recrudecerán cuando el paciente esté al aire libre y, mejorarán notablemente, cuando permanezca en sitios cerrados. Además, los síntomas de la rinitis alérgica suelen remitir con cierta rapidez tras la toma de antihistamínicos tópicos u orales y la presencia de fiebre es nula, salvo que se complique con sinusitis aguda”, detalla Pedro Ojeda, responsable de Comunicación de la SEAIC.

Por otra parte, los alergólogos recomiendan que las personas que sufren asma extremen las precauciones en relación con este virus, ya que cualquier infección respiratoria podría desestabilizar el asma del paciente. “El coronavirus tiene una predilección especial por los pulmones y se podría inducir un mayor grado de inflamación en las vías respiratorias, mayor riesgo de crisis de asma y, posiblemente, mayor gravedad de la infección por el COVID-19”, puntualiza el doctor Ángel Moral, presidente del Comité de Aerobiología de la SEAIC.

En este sentido, los expertos instan a los pacientes asmáticos que sigan un protocolo especial y que cumplan correctamente y todos los días con el tratamiento prescrito por su médico. “Hacer el tratamiento irregularmente o dejar de tomarlo porque nos encontramos bien puede contribuir a que la inflamación de los bronquios empiece a descontrolarse, aunque inicialmente el paciente no se dé cuenta de ello. Esa leve inflamación puede motivar que los bronquios sean más susceptibles a las infecciones respiratorias”, alerta el citado especialista.

#Les #laitages, toujours un bienfait pour la santé ?

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France— Cela fait bien longtemps que le lait et ses dérivés sont globalement considérés comme bons pour la santé, et qu’ils sont à conseiller pour les enfants et la majorité des adultes. C’est avant tout leur richesse en calcium et en protéines, qui est évoquée dans de nombreuses recommandations nationales. Une revue américaine publiée récemment dans le New England Journal of Medicine examine cette argumentation de plus près, en faisant appel à l’evidence based medicine [1] . Ses auteurs sont deux professeurs de Harvard et y enseignent la nutrition. Walter Willett y ajoute l’épidémiologie, et David Ludwig en fait de même pour la pédiatrie. Au final, ils concluent en substance qu’il est bien difficile de conclure, puisqu’il y a… à boire et à manger.

Boire du lait aux Etats-Unis, c’est pas le Pérou

Boire du lait est une tradition déjà ancienne aux Etats-Unis, relayée notamment par le cinéma et les séries télévisées des années 50-60. On y voit souvent des acteurs ouvrir la porte du réfrigérateur et boire avidement, parfois à la bouteille, le précieux liquide blanc et non pasteurisé. Outre un coût modéré, le lait était sensé favoriser la croissance des enfants et la solidité osseuse chez les adultes. Pourtant, Walter Willett et David Ludwig n’ont pas relevé d’études allant clairement dans ce sens. Les recommandations américaines actuelles se basent encore sur des études anciennes, qui n’incluaient qu’à peine 155 hommes et femmes au total, pour une durée limitée à deux ou trois semaines. La méthodologie de ces travaux était simple : les chercheurs de l’époque mesuraient la quantité de calcium consommée (à la fois en lait et en laitages) et celle qui était éliminée par voies urinaire et fécale. En partant du principe que le bilan devait être nul chez des personnes en bonne santé et ayant terminé leur croissance, ils sont arrivés à la conclusion qu’une consommation quotidienne de 741 mg de calcium suffisait à maintenir l’équilibre. Cependant, des études analogues et réalisées dans d’autres pays ont débouché sur des chiffres parfois très différents. Ainsi, la prise quotidienne d’environ 200 mg de calcium suffirait au Pérou. Pour Walter Willett, l’explication tiendrait dans une meilleure absorption intestinale du calcium au pays du Machu Picchu.

Les vertus du lait remises en question

Les auteurs ont également relevé des études à grande échelle montrant un apparent paradoxe : un taux global de fractures plus élevé est observé dans les pays où les gens consomment le plus de laitages. Ces études ne montrent pas de lien de causalité, mais Willett pense qu’il pourrait en exister un : « On sait que la consommation de produits laitiers au cours de l’enfance accélère la croissance et accroit la longueur des os. Le risque fracturaire est le plus élevé chez les hommes qui ont bu beaucoup de lait au cours de leur enfance, et l’explication tient probablement dans la mécanique : il est plus facile [notamment en cas de traumatisme, NDA] de casser des os longs que des os courts. »

Le lait s’est également vu attribuer une propriété discutable : il favoriserait l’amaigrissement chez les personnes en excès pondéral. Les auteurs de la revue n’ont cependant trouvé aucun élément de preuve allant dans ce sens. Quant à l’effet bénéfique sur le contrôle de la pression artérielle, il n’est montré que dans le cadre d’un régime alimentaire sain, ce qui implique un biais évident. Plus rassurant : aucun argument factuel n’étaye l’hypothèse d’un lien entre consommation de laitages et le risque de diabète ainsi que l’espérance de vie. Concernant le risque de cancer, dont celui de la prostate, la revue du NEJM ne retrouve pas de lien non plus. En revanche, selon une étude récente [2] , consommer 65 à 85 ml de lait de vache par jour augmenterait le risque de cancer du sein de 30%. En boire quotidiennement 250 ml (soit une tasse) élèverait le risque de 50%, et 500-750 ml (2-3 tasses) de 70% à 80%. L’étude, qui est observationnelle, n’a cependant pas établi de lien de causalité et des recherches supplémentaires sont nécessaires.

Pour Marion Nestle, professeure émérite de nutrition et de santé publique à l’université de New York, interrogée par Mescape.com, l’analyse scientifique montre que « le lait n’est pas essentiel à la santé. Il s’agit d’un aliment comme les autres. Ceux qui en consomment peuvent continuer à le faire, et les abstinents ne sont pas obligés de s’y mettre. » Walter Willett est du même avis, ajoutant cependant que les non consommateurs devraient peut-être prendre une supplémentation quotidienne d’environ 500-600 mg de calcium.

Le lait n’est pas essentiel à la santé. Il s’agit d’un aliment comme les autres  Marion Nestle

Ces enfants qui grandissent, grandissent…

Les données objectives sont encore moins nombreuses chez les enfants que chez les adultes. S’il est évident que leur croissance nécessite plus de calcium, rien ne prouve que les laitages soient importants. En tout cas, leur taille future est bien supérieure en consommant du lait de vache. L’explication tient peut-être dans un taux élevé d’hormones comme les œstrogènes et la progestérone dans le lait commercialisé, ainsi que d’IGF-1 (insulin-like growth factor-1, alias somatomédine C) destiné à augmenter la production laitière. Le cas des Néerlandais corrobore le lien entre laitages et croissance : les Pays-Bas ont les adultes comptant parmi les plus grands au monde et, outre le rôle possible de certains facteurs génétiques, leur consommation laitière très élevée semble l’hypothèse la plus probable pour expliquer ce phénomène. En revanche, différentes études ne montrent aucune différence notable en termes de densité osseuse selon le niveau de consommation de laitages.

Des recommandations en léger repli

Les recommandations américaines estiment à 1 g le besoin quotidien de calcium chez l’enfant âgé entre 4 et 8 ans, tandis que 450 à 550 mg suffisent aux yeux des spécialistes britanniques. Willett rappelle qu’il existe d’autres sources intéressantes de calcium, comme les brocolis, le tofu ou les noix. Pas sûr, cependant, que ce type d’aliment intéresse beaucoup les enfants au quotidien. Les recommandations US sur les laitages sont en voie de révision, alors que la consommation locale a grimpé : celle du lait a baissé de 40% depuis 1975, mais elle est plus que compensée par la consommation de dérivés comme les fromages et les yaourts.

En France, le PNNS (Plan National Nutrition Santé) préconise actuellement 2 rations quotidiennes de produits laitiers chez les adultes (au lieu de 3 avant 2019), et 3 ou 4 chez les enfants, les adolescents et les personnes âgées [3]. Il n’est pas précisé ce qu’il faut entendre exactement par « ration », mais il est tout de même mis en garde contre les « desserts lactés » (contenant généralement peu de calcium) ainsi que le beurre et la crème fraiche (également trop gras). On notera qu’à l’inverse des auteurs de la revue publiée par le NEJM, ceux des recommandations françaises n’ont observé aucun lien entre consommation de laitages et risque fracturaire.

Le point de vue environnemental

Les auteurs de la revue se sont également intéressés à l’impact environnemental de la production laitière. Selon leurs chiffres, les protéines du lait coûterait 10 fois plus à l’environnement que celles issues de l’agriculture. Ils avancent qu’une limitation de cette production contribuerait fortement à réduire les émissions de gaz à effet de serre. Un argument qui devrait plaire aux végétaliens, mais que rejette la fédération américaine des producteurs de lait : elle affirme être responsable d’à peine 2% de ces gaz aux Etats-Unis et que ce chiffre est encore appelé à diminuer.

 

 

#Montélukast : l’ANSM alerte à nouveau sur les #risques neuropsychiatriques

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Paris, France — Les effets indésirables neuropsychiatriques liés aux traitements de l’asthme à base de montélukast (Singulair®, Merck et Gé.) sont connus et figurent déjà dans la notice du médicament. Cependant, le lien entre la survenue de ces troubles et la prise du traitement est parfois fait trop tardivement ce qui est préjudiciable au patient, indique l’ANSM [1].

Dans ce contexte, l’agence du médicament appelle les professionnels de santé et patients/proches aidants à être attentifs quant à la survenue de troubles neuropsychiatriques en cas de prise de montélukast et à réévaluer l’intérêt du traitement au besoin [1].

Les effets indésirables neuropsychiatriques en question sont :

  • les modifications du comportement et de l’humeur, notamment rêves anormaux, cauchemars, insomnie, somnambulisme, anxiété, agitation incluant agressivité ou comportement hostile, dépression, hyperactivité psychomotrice (incluant irritabilité, fébrilité, tremblements) ;
  • moins fréquemment : les troubles de l’attention, troubles de la mémoire, tics, hallucinations, désorientation, idées suicidaires et tentatives de suicide, symptômes obsessionnels compulsifs et dysphémie.

L’ANSM précise que ces effets régressent généralement après l’arrêt du traitement.

Pour rappel, le montélukast est un médicament indiqué en traitement additif pour les patients, adultes ou enfants, présentant un asthme léger à modéré insuffisamment contrôlé par une corticothérapie.

Jusqu’à 7 fois plus de dépressions

En 2017, une étude rétrospective de tous les effets indésirables (EI) signalés au système de pharmacovigilance néerlandais (Netherlands Pharmacovigilance Center Lareb) et sur la base de donnée de l’OMS Vigibase® jusqu’en 2016 a montré que le montelukast était associé à un risque accru important de dépression et de cauchemars chez les adultes et les enfants et à des comportements agressifs chez les enfants (par rapport aux autres médicaments des deux bases de pharmacovigilance) [2](voir tableau).

« En raison de l’incidence élevée de symptômes neuropsychiatriques, en particulier des cauchemars, après utilisation du montelukast chez les enfants et les adultes, le médecin devrait discuter de la survenue possible de ces effets secondaires avec le patient et ses parents », avait alors conclu le premier auteur de l’étude, Meindina Haarman (CHU Groningen, Pays-Bas) ajoutant que l’efficacité de l’antagoniste des récepteurs des leucotriènes était par ailleurs « débattue ».

Le mode d’action du montelukast n’explique pas d’éventuels effets neuropsychiatriques. Mais, il a été suggéré que l’inhibition des récepteurs cérébraux aux leucotriènes pouvait être responsable des effets secondaires neuropsychiatriques [3] ou encore que le montelukast, en se liant au récepteur des leucotriènes, produirait des oxydes nitriques neurotoxiques [4].

Tableau : EI neuropsychiatriques dans les 2 bases de pharmacovigilance ( Haarman MG et coll ) [2]

EI neuro-psy. Nombre total
Vigibase; OMS
RR (IC95%)
montelukast vs les autres médicaments
Nombre total
Lareb, Pays-Bas
RR (IC95%)
montelukast vs les autres médicaments
Dépression 1188 6,93 (6.54–7,36) 5 1,91 (0.79–4,62)
Maux de tête 1128 1,85 (1.75–1,97) 37 2,26 (1.61–3,19)
Comportements agressifs 1101 24,99 (23,49–26,59) 11 9,27 (5,06–16,99)
Idées suicidaires 1047 20,43 (19,18–21,76) 1
Insomnie 1020 5,08 (4.77–5,41) 15 3,45 (2,05–5,81)
Anxiété 948 5,11 (4,79–5,46) 6 2,79 (1,24–6,26)
Comportement anormal 892 34,05 (31,79–36,46) 7 12,02 (5,64–25,61)
Cauchemars 749 22,48 (20,87–24,21) 25 19,29 (12,75–29,17)