La prescripción diferida de #antibióticos en niños con infecciones respiratorias es segura y efectiva

Postado em

Esta es la conclusión de un ensayo clínico publicado ayer en ‘Pediatrics’ confirma que esta estrategia satisface a los padres y reduce el uso inadecuado de antibióticos.

Aunque ya se sabía que la prescripción diferida de antibióticos para infecciones respiratorias funciona en adultos y había también algunos pocos datos en población pediátrica.
Aunque ya se sabía que la prescripción diferida de antibióticos para infecciones respiratorias funciona en adultos y había también algunos pocos datos en población pediátrica

Un ensayo clínico realizado en España ha demostrado que la prescripción diferida de antibióticos es segura y efectiva para tratar las infecciones respiratorias no complicadas en niños. Esta estrategia, comparada con la prescripción inmediata de antibióticos, disminuye notablemente el uso de estos fármacos y es igual de satisfactoria para los padres, según los resultados de este trabajo, coordinado por investigadores del Centro Cochrane Iberoamericano (CCIB) y cuyos resultados se publican ayer en la revista Pediatrics

Este ensayo se ha realizado en 39 centros de salud españoles, con 436 niños de 2-14 años que acudieron con sus padres al pediatra por infecciones respiratorias (faringitis, rinosinusitis, otitis media aguda o bronquitis aguda).

La condición para participar en el ensayo era que el pediatra tuviera dudas de si era necesario o no el tratamiento con antibióticos. En ese caso, se asignó al azar una de estas tres intervenciones: se recetó un antibiótico, no se recetó un antibiótico o se hizo una prescripción diferida. De este modo, se ha podido comprobar que no hay diferencias en cuanto a la duración y gravedad de los síntomas entre las tres estrategias.

“La razón por la que no se han observado diferencias entre las tres intervenciones es probablemente que los antibióticos influyen muy poco en la evolución de estas infecciones porque la mayoría son víricas y autolimitadas”, argumenta Gemma Mas-Dalmau, enfermera del Hospital Sant Pau, de Barcelona, y primera firmante del artículo.

Los resultados del ensayo también muestran que las complicaciones y las visitas adicionales al pediatra o a urgencias de un hospital fueron escasas y similares en las tres intervenciones. 

Como especifican a este CF, Mas-Dalmau y Pablo Alonso, investigador del CCIB y del Instituto de Investigaciones Biomédicas Sant Pau, de Barcelona, y autor de correspondencia del trabajo, “el antibiótico principalmente utilizado, tanto en aquellos niños que fueron asignados a la estrategia de prescripción diferida como a la estrategia inmediata y no antibiótico, fue la amoxicilina. Cada médico prescribía el antibiótico que pensaba que era el más adecuado, según la infección y otros factores, como las resistencias locales”.

Pablo Alonso sostiene que la prescripción diferida de antibióticos “es una estrategia válida para un uso más racional de los antibióticos. No solo evita sus efectos adversos, sino que ayuda a reducir el grave problema de las resistencias microbianas”. Y añade: “Ayuda a combatir la creencia errónea de que los antibióticos son necesarios en este tipo de infecciones y a educar a los padres sobre el problema de las resistencias”.

De hecho, los datos del ensayo muestran que “solo el 25% de los niños asignados a la estrategia  de prescripción diferida en nuestro estudio finalmente tomaron antibiótico, en comparación con el 96% de los niños asignados a la estrategia de antibiótico inmediata y el 12% de los que estaban en la estrategia de no antibiótico, sin presentarse diferencias en las complicaciones. El consumo de antibiótico, en nuestro estudio, fue un poco menor en los niños asignados en la estrategia de prescripción diferida en comparación con los estudios previos”.

Los autores recuerdan a este medio que la prescripción diferida de antibióticos “es una estrategia de utilidad en el tratamiento de niños que acuden a sus centros de salud por infecciones respiratorias no complicadas (bronquitis aguda, otitis media aguda, faringitis y rinosinusitis), sin criterios de gravedad, como sospecha de neumonía, y que, además, el pediatra tiene dudas razonables del diagnóstico y la necesidad de prescripción de antibióticos de forma inmediata. Asimismo, la prescripción diferida puede ser útil en situaciones de duda, en las cuales los padres esperan la receta del antibiótico, como una manera de ofrecer seguridad y, a la vez, tiempo para la posible resolución de la enfermedad sin antibiótico”. 

Con la colaboración de los farmacéuticos

Ana Molinero, vicepresidenta 1ª de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac), corrobora lo dicho por los expertos responsables del trabajo y aporta cifras interesantes de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), que apuntan que “alrededor del 40% de las prescripciones realizadas en Atención Primaria serían innecesarias“, dice. Por este motivo ve “realmente útil” la prescripción diferida de antibióticos tanto en niños como en población adulta. “Eso sí, creo que habría que contar con el farmacéutico comunitario para que hiciese una evaluación previa a la dispensación final del antibiótico y, utilizando protocolos consensuados, realizase ésta o no la realizase. No creo que sea la mejor solución dejar la decisión final de administrar el antibiótico al paciente o a los padres, a no ser que haya una educación previa sobre el consumo del mismo”, propone. En estos casos, el papel del farmacéutico es “evaluar la situación, y en función de si existen criterios (previamente consensuados con sociedades científicas médicas) que indiquen que el paciente va a necesitar un antibiótico derive al médico para que evalúe la situación y si esos criterios no existen le indique la no conveniencia de utilizar el antibiótico y si lo cree necesario ofrecer un tratamiento alternativo“.

Para la portavoz de Sefac, esta colaboración les permitiría “poner en valor nuestro papel como profesional sanitario experto en medicamentos”.  

En su opinión, esta estrategia, “es una manera de ahorrar recursos sanitarios, evitando que los padres tengan que volver al cabo de unos días para que vuelva a ser evaluado el niño por el pediatra”.

Con fecha de dispensación

Ahora bien, esta farmacéutica propone que para que realmente sea efectiva la prescripción diferida de antibióticos y los padres no den el antibiótico a las primeras de cambio, se ponga una fecha de dispensación, “que tendría que ser unos días después“. De no hacerlo, “los padres -continúan- compran el antibiótico para tenerlo en casa en ese momento y así dárselo en cuanto lo crean conveniente o guardarlo para otra ocasión similar, con el peligro que eso conlleva en cuanto a la utilización de un medicamento innecesario e incluso inseguro. Y ello por no hablar de facilitar la aparición de resistencias bacterianas”.

Faltaban datos en niños

Aunque ya se sabía que la prescripción diferida de antibióticos para infecciones respiratorias funciona en adultos y había también algunos pocos datos en población pediátrica, Alonso y Mas-Dalmau reconocen que “os estudios que habían evaluado la prescripción diferida en infecciones respiratorias en población pediátrica eran escasos y, además, se habían realizado principalmente en Estados Unidos e Inglaterra”. Por tanto, añaden que los efectos de esta estrategia en países con un alto consumo de antibióticos, como ocurre en España y otros países del sur de Europa, no se conocían adecuadamente. “Nos interesaba saber cómo funcionaba en España y cómo reaccionaría nuestra población en términos de satisfacción y de creencia en el consumo de antibióticos”. 

Deixe um comentário