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El uso de videojuegos puede mejorar la inteligencia en los niños (Soc Psychiatry Psychiatr Epidemiol)

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Los niños que juegan con frecuencia con los videojuegos pueden ser sociales e integrarse en la comunidad escolar, aunque es necesario ajustar los límites de su uso.

Los niños que juegan con frecuencia con los videojuegos pueden ser sociales e integrarse en la comunidad escolar, aunque es necesario ajustar los límites de su uso.

Un estudio realizado por investigadores de la Mailman School of Public Health (Estados Unidos) y de la Université Paris Descartes (Francia) ha mostrado que el uso de videojuegos puede tener efectos positivos en los niños pequeños.

En concreto, según los resultados del trabajo, publicados en la revista “Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology”, los niños que usaban videojuegos tenían 1,75 veces más de probabilidades de tener alto funcionamiento intelectual y 1,88 veces de una alta competencia general de la escuela, respecto a los que no los utilizaban.

Además, los investigadores comprobaron cuanto más se jugaba menos problemas de relación con sus compañeros tenían. Todo esto se ha obtenido tras analizar los datos del proyecto ‘Escuela Niños Salud Mental’ realizado en Europa con niños de entre 6 y 11 años.

Ahí, los padres y profesores evaluaron la salud mental del menor en un cuestionario y los propios niños respondieron a las preguntas a través de una herramienta interactiva.

“Estos resultados indican que los niños que juegan con frecuencia con los videojuegos pueden ser sociales e integrarse en la comunidad escolar, aunque es necesario ajustar los límites de su uso”, ha zanjado el asistente de epidemiología en la Mailman School of Public Health, Katherine M. Keyes.

Expertos en Psicología y Neurociencia defienden las aplicaciones positivas de los videojuegos en la salud

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  • Desde potenciar las habilidades cognitivas hasta reducir los niveles de estrés postraumático.

Desde potenciar las habilidades cognitivas hasta reducir los niveles de estrés postraumático.

Expertos en Psicología, Neurociencia y Educación han defendido en la Euskal Encounter que se celebra en el BEC de Barakaldo (Bizkaia) las aplicaciones positivas de los videojuegos en campos muy diversos, incluido el de la salud.

El doctor en Psicología e investigador de I+D de Nesplora, Unai Díaz, ha explicado en una conferencia que, además de los ‘serious games’, específicamente diseñados para mejorar la salud de los jugadores, también los videojuegos tradicionales pueden reportar muchas ventajas, han informado los organizadores.

Según ha afirmado, los videojuegos tienen efectos “beneficiosos sobre la salud que van desde potenciar las habilidades cognitivas hasta reducir los niveles de estrés postraumático. Entre otras aplicaciones permiten mejorar la situación de enfermos de ictus, previenen el bullying y ayudan a los pacientes infantiles a afrontar la quimioterapia”.

Asimismo, en contra de la opinión de que los juegos de guerra y estrategia están asociados a la violencia, Unai Díaz ha manifestado que “sirven más para mejorar las habilidades cognitivas y de planificación que para crear personas agresivas”.

El ponente ha ofrecido ejemplos concretos de juegos, como el Tetris, que “reduce los niveles de estrés postraumático y disminuye la repetición de recuerdos dolorosos al distraer al jugador”.

Asimismo, ha apuntado que otros juegos de aventura ayudan a mejorar las capacidades espaciales, mientras que los de temática militar optimizan la capacidad organizativa del jugador. “Incluso es posible ponerse en forma gracias a las videoconsolas que reconocen nuestro movimiento y ofrecen al jugador la posibilidad de emular la práctica de múltiples deportes”, ha añadido.

Además de estos beneficios, el ponente también ha presentado un listado de serious games, también llamados juegos formativos, que se realizan con el objetivo de prestar un servicio y mejorar la salud de los jugadores.

Se trata de videojuegos que realizan una labor social y educativa importante en campos como la medicina, la educación o la salud mental.

Por su parte, Guillermo Herrera Hernández, experto en videojuegos en el aula, ha defendido el potencial de estos juegos aplicados a la educación.

“Es un medio interactivo y, además, es el propio participante quien decide y controla la situación”, ha señalado, para añadir que “a todo el mundo le gusta más aprender haciendo algo que estando frente a una pizarra”.

Un estudio recomienda la práctica de videojuegos activos o exergaming para mejorar la salud infantil

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La falta de actividad física en los niños de primaria es alarmantemente alta. Los investigadores proponen ahora usar consolas de videojuegos activos.

La falta de actividad física en los niños de primaria es alarmantemente alta. Los investigadores proponen ahora el uso de consolas de videojuegos activos que registran el movimiento del jugador para controlar el juego (por ejemplo, Xbox-Kinect, Wii). Según indica un estudio británico-australiano en la revista The Journal of Pediatrics, este método proporciona resultados comparables a los del ejercicio moderado.

En el estudio, los científicos evaluaron a 15 niños de 9 a 11 años de edad que practicaron exergaming de alta intensidad, exergaming de baja intensidad y una prueba de esfuerzo progresiva en la cinta rodante (durante 15 minutos en cada caso). Midieron el gasto energético y la respuesta vascular a cada actividad mediante dilatación mediada por flujo (DMF), una medición validada de la función vascular y la salud en niños.

Descubrieron que el exergaming de alta intensidad provocaba un gasto energético equivalente al ejercicio de intensidad moderada, y el de baja intensidad, un gasto energético equivalente al ejercicio de baja intensidad. Aunque el exergaming de baja intensidad no afectó a la DMF, el de alta intensidad lo redujo significativamente. También aumentó la frecuencia cardiaca y la cantidad de energía gastada. Los participantes registraron niveles similares de entretenimiento en ambos tipos de exergaming.

“El exergaming de mayor intensidad puede ser una actividad adecuada para conseguir beneficios para la salud sostenidos y a largo plazo en los niños”, comenta Louise Naylor, de The University of Western Australia.