#El consumo de #café puede estar asociado a #menor riesgo de #insuficiencia cardiaca e #ictus

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Beber café puede estar asociado a un menor riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca o experimentar un ictus, según una investigación preliminar presentada en las Sesiones Científicas 2017 de la Asociación Americana del Corazón, celebradas en Anaheim, Estados Unidos.

Los investigadores utilizaron el aprendizaje automático para analizar los datos del Framingham Heart Study de larga duración, que incluye información sobre lo que las personas comen y su salud cardiovascular. Descubrieron que tomar café se asociaba a un 7% menos riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca y a un 8% menos de riesgo de ictus con cada taza adicional de café consumida por semana en comparación con los que no toman café. Es importante señalar que este tipo de diseño de estudio revela una asociación observada, pero no prueba causa y efecto.

El aprendizaje automático funciona mediante la búsqueda de asociaciones dentro de los datos, de la misma manera que los sitios de compras por internet predicen los productos que te pueden gustar en función de tu historial de compras, y es un tipo de análisis de grandes datos. Para garantizar la validez de sus resultados y determinar la dirección del riesgo, los científicos continuaron analizando los resultados de aprendizaje automático utilizando el análisis tradicional en dos estudios con conjuntos de datos similares: el Cardiovascular Heart Study y el Atherosclerosis Risk In Communities Study.

La asociación entre el consumo de café y el menor riesgo de insuficiencia cardiaca e ictus se observó de manera consistente en los tres estudios. Si bien se conocen muchos factores de riesgo de insuficiencia cardiaca y accidente cerebrovascular, los autores creen que es probable que haya factores de riesgo aún no identificados.

“Nuestros hallazgos sugieren que el aprendizaje automático podría ayudarnos a identificar factores adicionales para mejorar los modelos de evaluación de riesgos existentes. Las herramientas de evaluación de riesgos que actualmente utilizamos para predecir si alguien podría desarrollar una enfermedad cardiaca, particularmente insuficiencia cardiaca o accidente cerebrovascular, son muy buenas pero no cien por cien exactas”, señala la primera autora del estudio, Laura M. Stevens, de la Universidad de Colorado.

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